Vitals. Una historia humana
A pesar de que llevamos conviviendo con un peligroso virus desde hace casi un año, que nosotros sepamos, pocas son las películas o series de televisión que se atreven a adentrarse en un escenario de pandemia mundial que sorprendió a expertos y ciudadanos de todo el planeta. Esta serie de televisión: Vitals. Una historia humana, de la que os desgranaré los principales puntos fuertes a continuación, nos sumerge en los primeros meses de estupefacción frente a lo desconocido, además de llevarnos por un sendero donde personas desconocidas acaban creando un gran vínculo, gracias a un pequeño virus.
Tres son las partes, de una hora de duración, que componen este pequeño bosquejo de lo que fueron los primeros meses de incertidumbre y colapso sanitario en nuestro país, causado por el maldito coronavirus, aunque seas de esas personas, espero que no, que no se acaben de creer que el virus exista. Dado que la visión de enfermeras y pacientes dista mucho de lo que la mayoría de nosotros pudimos entender en los meses de confinamiento, creo que resulta imprescindible alzar la mirada hacia las batas de plástico, los tubos que llegan hasta la garganta y las familias al otro lado del teléfono o tablet plastificados. Creo que el primer gran acierto de la cinta ha sido utilizar los primeros planos, sin evitar escenas duras, para que podamos ser testigos en primera persona de la complicada situación.
En segundo lugar, en esta ocasión únicamente me centraré en los aspectos positivos de la serie, creo que poder adentrarnos en las familias, tanto de los pacientes como de enfermeras y personal sanitario, ha sido reconfortante. Me refiero a que es imposible no empatizar con ellos, incluso con los que no querían conocer qué pasaba de puertas adentro de los hospitales, ya que hemos sido testigos de una situación que ha desbordado a los más capaces profesionales de la sanidad. Lo que me lleva al tercer gran punto positivo y es que nuestro sistema de salud público, a pesar de los reparos que queramos ponerle, ha sido el gran faro que ha evitado una catástrofe de dimensiones desconocidas. Los aplausos a las ocho de la tarde han sido simplemente una anécdota en un país que debería reconocer de una maldita vez su labor.
En definitiva, a pesar de que la factura técnica no es la parte más lograda del documental, creo que Vitals recoge de manera fiel una pequeña batalla de una pequeña población en la lucha contra un virus que nos ha debilitado tanto física como psicológicamente. Si no te había interesado la propuesta de HBO, te garantizo que aprenderás mucho de nuestra condición de ser humano, tendrás la ocasión de conocer cómo se ha luchado contra la enfermedad, aprenderás catalán y, de paso, soltarás mucha tensión acumulada, porque se aseguro que las lágrimas acabarán brotando de tus ojos y recorriendo tus mejillas. Y no hay mejor terapia.