20.000 especies de abejas
Estibaliz Urresola Solaguren es otra de las cineastas que este 2023 viene pisando fuerte, tanto dentro como fuera de España, 20.000 especies de abejas es una cinta de corazón latente en cada fotograma.
Cocó, de ocho años, no encaja en las expectativas del resto y no entiende por qué. Todos a su alrededor insisten en llamarle Aitor pero no se reconoce en ese nombre ni en la mirada de los demás. Su madre Ane, sumida en una crisis profesional y sentimental, aprovechará las vacaciones para viajar con sus tres hijos a la casa materna, donde reside su madre Lita y su tía Lourdes, estrechamente ligada a la cría de abejas y la producción de miel. Este verano que cambiará sus vidas obligará a estas mujeres de tres generaciones muy distintas a enfrentarse a sus dudas y temores.
Estrenada en Berlín y Málaga el guión explora la vivencia trans desde la infancia, tema complejo en esa etapa de la vida. Creo que es fundamental que detrás de cámara estuviera una mujer, solo así podía llegar un producto sensible y lleno de esperanza. 20.000 especies de abejas no es otra película sobre identidad, es un filme más intimista, reposado, con paisajes naturales y con diálogos desgarradores que escapan de lo didáctico.
A Solaguren no solo le interesa la historia de Aitor, sino también la depresión de su madre y la historia de su abuela y su tía. La película habla sobre conocerse, sobre aceptarnos y respetarnos, sin importar contextos ni edades.
Me pareció relevante el personaje del hermano, ese que siempre supo que Aitor era Lucía y no la discriminó, la transfobia de algunos personajes no es llevada al extremo. Otro acierto de la historia es hablar del cuerpo de los niños, mostrarlos y darle la connotación natural que deben tener, sin estigmatizar.
No alcanzan los elogios para Sofía Otero la merecida ganadora del oso de Plata a mejor interpretación. Esta pequeña consigue que su personaje tenga todos los matices que quizás un adulto con una carrera no hubiera logrado. Su cambio físico, las expresiones, la intensión de sus movimientos y la carga psicológica que asume, realmente es de aplaudir, magnífica.
Patricia López Arnaiz se va superando cada vez más, siempre la madre, la que cuida, protege y aun sin entender, acepta y quiere lo mejor para la pequeña, la química con Otero se percibe.
Es 20.000 especies de abejas necesaria, por supuesto, cualquier película que intente hablar de minorías y rechazados es más que bienvenida.