99 moons

¿Cuántas lunas tienen que pasar hasta que consiga olvidarte?

99 moons cuenta la historia de Bigna (Valentina Di Pace) y Frank (Dominik Fellmann), dos jóvenes con vidas muy diferentes que contactan para tener sexo sadomasoquista y no volver a verse nunca más. La cinta comienza con imágenes alegóricas que muestran bandadas de pájaros, rebaños de ovejas y peces que se mueven dentro del grupo siguiendo una coreografía perfectamente estructurada. El director suizo Jan Gassmann construye un espacio ideal y lleno de paz que rompe en la primera escena en la que los protagonistas se encuentran en un parking para dar rienda suelta a sus fantasías.

Bigna es científica y está a punto de irse a Chile para desarrollar una investigación que ayude a predecir posibles tsunamis y movimientos sísmicos. Frankie sobrevive con trabajos precarios y temporales como camarero o Dj. Sus caminos se unen por casualidad y, aunque Bigna hace lo posible por no repetir nunca con la misma persona, no puede evitar pensar que con él ha sentido algo diferente.

A partir de ahí vamos conociendo a unos personajes llenos de contradicciones, luces y sombras (vamos, como todos) que se enfrentan a los dramas existenciales de su generación. Bigma necesita tenerlo todo súper controlado como si la vida fuera una extensión de la investigación que lleva a cabo. Frankie es un bohemio de la vida, a ratos escribe, sale de fiesta, pasea perros y habita en medio del caos de su casa y de su vida.

Y así, va pasando el tiempo mientras comienzan una relación que pasa por muchas fases diferentes, como la luna. Etapas en las que se unen, se desean, se atrapan el uno al otro, seguidas por otras en las que se alejan, se odian y rehacen sus vidas con otras personas.

Pero nunca es igual, nadie consigue reemplazar lo que sienten cuando están juntos.

Deseo y miedo, dolor y placer. Reglas establecidas para construir una falsa sensación de control.

“Estás confundiendo el sexo con amor” le dice Bigna a Frankie cuando él intenta que se quede.

¿Quién decide qué es el amor o como deben ser las relaciones?

99 moons es una historia que se podría haber contado de una forma mucho más dinámica que logre enganchar (pero a ver, son suizos…)aunque tiene algo que la hace diferente y especial. Me recordó un poco a Slow, aunque una va de sexo y sado y la otra de asexualidad. Pero yo me entiendo. Las dos reflexionan sobre lo complejo de las relaciones, la construcción del deseo y los roles tradicionales de género. Las dos hablan de la libertad y lo complicado que resulta aceptar el propio deseo, sin convencionalismos sociales.

99 moons también es triste porque refleja frustración, la de Bigna que quiere separar el sexo de lo que cree que debe ser una relación de pareja y la de Frankie que se resiste a aceptar su deseo de sumisión que choca con los roles de género masculino. Las escenas de sexo son brutales, mucho más explícitas de lo que estamos acostumbrados en el cine comercial y marcadas por una conexión íntima y una química especial entre sus protagonistas.

99 son muchas lunas…si en ese tiempo no terminas de olvidar a esa persona quizás sea hora de ser valiente. Pero ser valiente, suele dar mucho miedo. Ocho años de idas y venidas, de personajes que crecen, evolucionan, avanzan y retroceden. Ocho años en los que ambos se esfuerzan por encajar en la heteronormatividad y el amor romántico porque la alternativa les resulta peligrosa, adictiva y dolorosa. Vínculos que se puedan explicar, que encajen dentro de las cajitas que la sociedad ya tiene establecidas. Pero la realidad es que lo que tienen es algo único que sólo ellos entienden y solo a ellos les pertenece.

Amor y conexiones en un mundo cada vez más desconectado en el que cada uno está bailando su propia canción con los auriculares a tope, los ojos cerrados y sin ser consciente de lo que sienten el resto.

99 lunas para aprender a olvidarse… o no.

Ya te lo decía yo.
Era imposible el olvido.
Fuimos verdad. Y quedó.

Jorge Guillén.