American Fiction
Por mucho que gran parte del público se empeñe en repetir que los Oscars siempre nominan a un determinado tipo de películas, si uno tiene un interés mínimo en acercarse a lo que la Academia considera lo mejor del año comprobará que a medida que pasa el tiempo cada vez se reconocen filmes más diversos y para todos los gustos. Este presente año es una buena muestra, pues mezcla lo mejor del cine independiente tanto nacional como internacional, biopics tradicionales y algunos más atípicos o autores súper reconocibles tras sus cintas. El caso de hoy mismamente también es un buen ejemplo de varias mezclas.
Basada en la novela Erasure de Percival Everett, la historia sigue a Thelonious ¨Monk¨ Ellison, un profesor de inglés y escritor que lleva una temporada sin publicar ninguna novela debido a que sus inquietudes artísticas no se venden en el mercado editorial. Según Monk, las editoriales al tratar con escritores negros solo quieren historias que se vendan fácilmente debido a los clichés y que no representan la realidad. Debido a una situación complicada en su vida familiar, Monk decide probar suerte y escribir bajo seudónimo una sátira sobre esos bestsellers de rápido consumo, con la fortuna (o poca fortuna) de que termina convirtiéndose en un éxito.
Antes de empezar, he de aclarar que no estoy familiarizada con la novela original, por lo que mi opinión en el cuerpo del texto está basada exclusivamente en la película. Y en verdad mi primera sorpresa es haberme dado cuenta que la historia está inspirada en un libro, pues debido a su estructura y temas tratados hubiese creído que se trataba de una sátira hecha expresamente para un filme. Cord Jefferson pone toda la carne en el asador con la sátira a la vez que presenta el personaje de Monk, retratando muy bien la dicotomía entre el protagonista que parece estar demasiado anclado en sus principios y puede parecer un poco chapado a la antigua a su particular manera y su alrededor, un mundo que parece que da más prioridad a los vínculos familiares, a la rapidez, la gratificación fácil y a poco sentido crítico.
Esa es la parte más estimulante de la cinta y reconozco no ser parcial al tratar el tema de la literatura, pero no puedo evitarlo, es mi gran debilidad. Las tácticas que usan las editoriales para vender y capitalizar la miseria, el hecho de que las editoriales y las grandes cadenas de libros no son ninguna ONG sino un negocio que cada vez están más de capa caída y tienen que mantenerse a flote como sea, hasta qué punto los clichés sobre un determinado grupo de personas son ciertos o exageraciones, si acaso está bien darle al público lector lo que busca al adentrarse a una historia o es mejor mantener esas voz interior, esos principios, esas inclinaciones aunque ello suponga no vender ni un ejemplar y estar condenado al ostracismo, lo fácil que resulta hacer una parodia y que el público la reciba con los brazos abiertos creyendo firmemente que es el epítome de la verdad o el simple pero frustrante bloqueo de escritor quedan muy bien retratados.
Entiendo que el propósito de la cinta al mismo tiempo sea mostrar la realidad de las personas negras y sacarlos de ese estereotipo del que gran parte de la ficción se ha encargado de encasillarlos, mostrándolos como las personas comunes y corrientes que son. Sin embargo, toda la trama paralela de Monk con su familia y con su interés amoroso se siente demasiado convencional y poco estimulante en comparación con la contraparte literaria. Sirve a la perfección para seguir retratándolo como un ser distante y prototípico de que es excelente en su trabajo y en cuanto a su pasión literaria pero deja mucho que desear por su forma de relacionarse. Los tonos de comedia y drama fluyen con naturalidad dependiente del personaje que ocupe el fotograma, siendo Cliff, Lisa y Agnes, los propios miembros del clan Ellison con los que más sabe jugar la película para conjurar los tonos.
Lo que es innegable es la magnífica interpretación de Jeffrey Wright. Personalmente es un actor que siempre había visto en registros más serios y solemnes, por lo que es un placer verlo abrazar esa vis que tiene de no tomarse tan en serio a sí mismo aun soltando verdades adquirir un tono mucho más ligero y donde es notable que está disfrutando con su rol.
Al final del día cumple con su intención satírica dentro y fuera de la misma historia, pero su trayecto es tan irregular, por lo que una de las partes es mucho más brillante que la otra y acaba quedando un conjunto que solo se puede catalogar de simpático aunque tuviese excelentes intenciones.