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Amor en obras | Filmfilicos, blog de cine

Hoy os hablo de una comedia romántica dirigida por Roger Kumble, escrita por Hilary Galanoy y Elizabeth Hackett. Se trata de Amor en obras. Quizás alguno piense: “¿Pero que hace este viendo una comedia romántica?” Pues yo tampoco lo sé, tranquilo.

Sinopsis de Amor en obras

La película sigue a una joven llamada Gabriela (Christina Milian), una ejecutiva de San Francisco, que acaba de perder su trabajo y a roto con su novio.

Tras pasar unos días hundida en la mierda, Gabriela recibe una notificación de que ha salido ganadora en un concurso y el premio es un adorable hostal rural en un pequeño pueblo alejado de la abarrotada ciudad y en otro país, en concreto en un pequeño pueblo de Nueva Zelanda.

christina-milianEsta es la oportunidad para dar un giro a su vida y decide viajar hasta el pueblo del hostal, para acondicionarlo arreglarlo y poder venderlo o regentarlo desde Estados Unidos. Pero, para sorpresa de la muchacha, cuando llega allí, todo lo que había idealizado el hostal se va al traste, ya que se encuentra medio en ruinas. Aún así Gabriela se lía la manta a la cabeza e invirtiendo sus ahorros se podrá a hacer una reforma completa del lugar, junto a Jake Taylor (Adam Demos), un joven contratista local.

El reparto lo completan entre otros:  Jeffrey Bowyer-Chapman, Daniel Watterson y Lucy Wigmore.

Crítica de la película Amor en obras

Netflix tiene muchas cosas buenas. Pero las recomendaciones que hacen, no es una de ellas. No sé cual es el criterio que deben seguir para recomendar nuevos visionados, pero conmigo suelen acertar bien poquito.

Y es que cuando me recomiendan ver una comedia romántico suelo ser bastante reticente a ello, rara vez me gustan y en el caso de Amor en obras… no he sabido por donde cogerla. Las interpretaciones me parecen correctas, y la idea inicial es interesante, con ese cambio de vida de la protagonista. Pero el desarrollo del guion me parece simplón, sin profundizar en nada. Por ejemplo se insiste mucho en que Nueva Zelanda cambia o debería cambiar a Gabriela, tal y cual. Pero en ningún momento vemos porque debería cambiarle, si le podría pasar lo mismo en cualquier pueblo rural de, yo que sé, España. Vamos que toda la trama se acaba reduciendo a lo de siempre: el amor entre los dos protagonistas.

Y claro, como suele pasar con este género fílmico, el final es tan previsible… que ni sorprende, ni emociona, ni te hace pensar, ni nada. En fin, otra película sin pena ni gloria.

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