Black Friday (Thanksgiving)
Para abordar la película de hoy hay que remontarse hasta el año 2007, concretamente a ese experimento de la mano de Quentin Tarantino y Robert Rodriguez que fue Grindhouse, una sesión doble compuesta por Planet Terror y Death Proof, dos cintas de culto en la filmografía de ambos directores. Para terminar de redondear la experiencia cinematográfica, este programa doble también venía acompañado de unos falsos trailers en consonancia con el contenido que podrían ofrecer los directores señalados. Entre esos nombres para los trailers se encontraban Rob Zombie, Edgar Wright o Eli Roth. A medida que han ido pasando los años, algunos de esos trailers han llegado a convertirse en largometrajes hechos y derechos, siendo Black Friday el caso más reciente.
En Plymouth, Massachusetts, el día de Acción de Gracias es la celebración más importante de la ciudad, pues en esta localidad es donde se originó dicha fiesta. Pero un incidente mortal en unos grandes almacenes durante la noche previa al Black Friday deja una mancha negra sobre la ciudad. Un año después de la tragedia, un asesino enmascarado comienza a cobrarse víctimas que podrían estar relacionadas con aquella fatídica noche.
Si uno se pone a echar un vistazo superficial al terror no tardará en encontrar varios filmes que tienen como eje central de la trama la celebración de una festividad. Evidentemente, es fácil encontrar películas ambientadas en Halloween, pero también es posible encontrar varias opciones que tengan lugar en Navidad, San Valentín o incluso San Patricio. Y aunque Acción de Gracias es una celebración exclusiva de Estados Unidos, con toda la influencia que nos llega de allí no es raro que conozcamos parte de la festividad, por lo que en el fondo se sentía como la celebración a la que le faltaba un slasher a la altura. Ha habido intentos como los episodios de la olvidable Into the Dark, pero gracias al conocimiento del género de Eli Roth ha encontrado su cinta definitiva.
Juega muy a su favor que la cinta tenga un tono cómico desde la primera escena. Y con esta variante del tono humorístico tiene la excusa perfecta para hacer un comentario social al más puro estilo de George A. Romero en El amanecer de los muertos, un homenaje mucho más burdo pero que deja claro que por mucha comedia y burla que lleve por delante, también hay lugar para la casquería, como no podía ser de otro modo si estaba Roth detrás. Y como buen conocedor del género, quedan claras las influencias de Scream y Destino final a lo largo del metraje. La primera por un asesino enmascarado con un atuendo sencillo pero efectivo a más no poder cuya identidad se desconoce en una ciudad que por momentos parecería Woodsboro y por ese tono perfecto entre no tomarse demasiado en serio a sí misma a la vez que parodia el slasher; y la segunda por el bodycount desplegado con unas muertes para el recuerdo donde las víctimas casi parecen seguir un patrón.
En esta línea entre no tomarse demasiado en serio y crear un slasher modélico, por supuesto nos encontramos con un abanico de personajes clichés y con motivaciones prototípicas, pero que si cayesen tan en el estereotipo probablemente la película acabaría siendo correcta sin mucho más que aportar. Solo que al igual que ha hecho a lo largo de su existencia la saga creada por Wes Craven y Kevin Williamson, se puede hacer un excelente slasher siendo plenamente consciente de los propios estereotipos para luego jugar con ellos, o mejor dicho, jugar con las expectativas que tiene el público sobre ellos. Especificar ejemplos sería meterse en el pantanoso terreno de los spoilers, tan solo diré que hasta ese punto es comparable con los acontecimientos de Scream. Y si bien es cierto que por momentos puede parecer que hay demasiados personajes que empañan la escena hasta el punto de que no pasaría nada si engrosan la lista de víctimas del asesino con máscara de John Carver, los personajes principales a pesar de clichés funcionan muy bien como sátiras de la sociedad estadounidense representados de manera excelente con los problemas y los comportamientos de nuestros tiempos.
Por supuesto, si estamos hablando de un slasher clásico en el mejor de los sentidos la figura de la final girl es imprescindible. Y pese a que Nell Vernaque tal vez no ofrezca una interpretación memorable si se compara con ejemplos más recientes, cumple todo lo que se puede esperar de ella dentro del rol indicado. Y lo mismo se puede decir del actor encargado de dar vida al sanguinario asesino de la cinta, una figura que sin apenas articular palabra y con su mera presencia y atuendo es capaz de perpetrar actos terribles contra sus desafortunadas víctimas.
Si quisiera ser puntillosa diría que durante el clímax si bien la revelación de la identidad del enmascarado está bien tratada, es su resolución la que se siente apresurada y hasta torpe en el epílogo. Y que como bien reza la tradición, la puerta queda abierta de par en par para que la historia no quede aquí, sino para que pueda haber una continuación muy evidente que habrá que ver si puede mantener el listón tan alto. Pero tras lo visto me mostraría optimista, pues si en el fondo está tan bien hecha como en este caso lo mismo podemos tener ante nosotros una gran futura saga slasher.