Cosecha oscura
Al saber de la existencia de la película de hoy mi entusiasmo se disparó hasta la estratosfera. La razón de ese ánimo no era otro que el nombre de David Slade, quien después de varios años trabajando mano a mano en series de televisión junto a Bryan Fuller o la propia Black Mirror suponía su regreso a un largometraje y con suerte una buena oportunidad para engrosar una filmografía cuanto menos interesante. Y lo cierto es que el resultado final tiene tanto sus aspectos negativos como positivos.
Basada en la novela homónima de Norman Partirdge, la historia se sitúa en un pueblo del medio oeste estadounidense, concretamente en la víspera de Halloween. En el pueblo hay una tradición muy estricta durante esa fecha, y es que para asegurar unas abundantes cosechas durante todo el año, los jóvenes del pueblo deben enfrentarse a Sawtooth Jack, una criatura que se alza sobre los maizales y reta a los jóvenes a un sangriento duelo donde cada año el ganador es declarado un héroe entre la comunidad.
Una de mis principales dudas al haber leído la corta novela original era ver cómo todo el relato podía dar para la duración de un filme y cómo ese aura de leyenda de antaño que remite mucho a Sleepy Hollow y Los chicos del maíz se iba a trasladar a la pantalla. Por suerte para esto último, si algo sabe hacer a las mil maravillas David Slade es crear imágenes que sobresalgan en la mayoría de las ocasiones por encima de la narrativa, pero que al mismo tiempo retengan la atención del espectador. Y en todo el primer acto con la presentación del pueblo, las primeras pinceladas de la leyenda de Sawtooth Jack y la violencia y la locura por la victoria ante el evento que impera en el lugar, y en definitiva, toda esa atmósfera previa a Halloween acompañada por un excelente trabajo de fotografía, montaje y de potentes momentos donde la hemoglobina es la reina de la función cumple con creces.
Sin embargo, la historia hubiese funcionado mejor como un episodio de alguna antología de terror, pues una vez atravesado el primer acto la historia no resulta tan estimulante como se había presentado. Los personajes por más que los actores lo intenten quedan reducidos a estereotipos, una vez la violencia se ha desatado por completo todo lo que llega a continuación cae por su propio peso, y lo más importante de todo, el gran misterio sobre Sawtooth Jack y el pueblo en general se ve venir desde lejos, restando gran parte del impacto que debería conllevar una revelación semejante. Y lo que es peor, que esa gran giro argumental se da muy temprano en el metraje, dejando gran parte del tercer acto con una sensación inconexa y de alargamiento narrativo porque sí.
Por si fuera poco, todo el componente sobrenatural sobre el porqué de la maldición que se cierne sobre el pueblo y la propia figura fantástica de Jack podrían haber tenido una mitología cuanto menos interesante detrás. Es cierto que en el material original tampoco se daban las respuestas a todos los enigmas principales, pero en este formato daba para que el guion se reescribiera y se reinterpretase si se hubiera querido, nutriéndolo de esa atmósfera propia de Halloween que elevase la historia un poco más, incluso de convertir a su figura en un buen icono del terror como hacia Jeepers Creepers en vez que de que los momentos más inspirados quedasen reducidos a estallidos de violencia puntuales concentrados en el primer acto.
En cuanto a los actores, si bien la mayoría están correctos, debido al pobre o más bien inexistente desarrollo de estos poco pueden hacer con lo que tienen entre manos más allá de retratar sus estereotipos. La trama familiar de Richie sobre el legado y la incapacidad y la presión de sobrevivir a esas altas expectativas resulta interesante, especialmente por el contraste entre él y sus progenitores, pero si el resto de los personajes que lo rodean terminan siendo unimensionales el conjunto acaba cayéndose por su propio peso.
Quizás para Halloween sea una cinta entretenida, pero da la sensación final que con un mejor desarrollo podría haber dado para mucho más, para algo que no acabase tan diluido en su primera media hora.