Cry Macho
Clint Eastwood, con 91 años, parece haber decidido que trabajará hasta agotar la última gota de energía que le quede en el cuerpo. Cry Macho (2021) es su más reciente película y el viejo Clint es actor, director y productor. La cinta contiene varios de los elementos recurrentes de la filmografía Eastwood, particularmente de la más reciente.
Mike Milo es un vaquero retirado, en algún momento fue una estrella del rodeo y al empezar la película entendemos que su carrera ha terminado. Pasado un año, su antiguo empleador lo busca para pedirle un favor: quiere que Milo vaya a México a traer al hijo que abandonó hace mucho tiempo. El personaje de Eastwood se sumerge en esta travesía, donde bandidos, policías corruptos y otros personajes van apareciendo. La trama se convierte en predecible para terminar, como era obvio, con una especie de final feliz para todos los personajes.
Milo es un hombre solitario, marcado por antiguas desgracias personales y amargado por el tiempo. A diferencia del Walt Kowalski de Gran Torino (2008), Milo carece de estímulo verdadero, es una figura poco dibujada y no tiene el carisma del Earl Stone que Eastwood interpretó en La Mula (2018). Los errores de Cry Macho justamente parten de la poca solidez de su guion, que falla en crear un personaje interesante en Milo y además padece de una inocencia que condena la historia al olvido.
La redención personal, tan brillantemente explotada en títulos como Los Imperdonables (1992) o Río Místico (2003) es llevada al patetismo con un heroísmo desmotivado y un interés romántico con apariencia de negociación rápida. No ayudan, tampoco, los personajes secundarios que caen en mucha simplicidad.
El estilo directoral de Eastwood está aun presente, la forma de hacer películas en la vieja tradición de los mejores años de Hollywood. El esfuerzo de Eastwood para actuar es casi imperceptible y, por el contrario, su silueta de ícono del celuloide adquiere bríos de grandeza por momentos.
Cry Macho es una película que termina siendo familiar y casi televisiva. Entretenida por momentos y demasiado previsible por otros. Clint Eastwood, uno de los nombres más definitivos de la historia del séptimo arte, merecía una mejor historia para despedirse del cine.