El brillo de la televisión

Películas
372
372
El brillo de la televisión

Desde hace unos años, al llegar el mes de junio me gusta dar un poquito de visibilidad a cintas que de una forma u otra ponen a personajes LGBT en el centro de la historia. Desde luego es un pequeño gesto personal que no marca gran diferencia, especialmente tal y como está el mundo en la actualidad, pero si desde este humilde espacio puedo hacer alguna recomendación aportando mi pequeño granito de arena, bienvenida sea. Y lo cierto es que la película de hoy llevaba en mi radar desde el pasado año sin prestarle demasiada atención, por lo que no podía haber mejor alineación de astros que ahora para hablar de ella. Se trata de El brillo de la televisión.

Owen y Maddy son dos marginados en los suburbios en la década de los 90. Aparentemente no tienen nada en común, aunque su pasión por un misterioso programa de televisión los une. Pero el programa de repente es cancelado de forma misteriosa, y partir de ese momento, los limites entre la realidad y la ficción se empiezan a desdibujar.

Lo primero que llama la atención de la película nada más empezar es la capacidad que tiene Jane Schoenbrun de crear una atmósfera tan particular, con una mezcla de surrealismo por la oscuridad que envuelve a todo el barrio acompañada de colores neón y sonido lejanos como si de un mal sueño o pesadilla se tratase, acompañado de unos planos muy claros de Owen viendo la televisión a altas horas de la noche y topándose con el anuncio de Rosa opaco, unas imágenes que captan su atención inmediatamente, crean la sensación de que tal vez un chaval de su edad no debería estar despierto viendo eso pero al mismo tiempo el programa desde ese momento, sin mediar una sola palabra, el espectador es consciente que va a ser su vía de escape de una realidad muy gris. No se trataría de la primera vez que un realizador sabe plasmar a la perfección la fascinación que ejerce un programa de televisión underground sobre un niño o un adolescente, pero casi como Owen, el publico también se queda hipnotizado, enganchado a esa aventura.

El desarrollo del nudo va a dar más pistas sobre Rosa opaco y su particular mitología tomando de referente a Buffy con esa mezcla de programa con monstruos camp destinado a un público juvenil pero muy interesante y hasta profundo en su contenido; los marcados roles de género, pues Owen sufrirá ciertas burlas dado que es considerado “un programa para chicas” y el cómo el programa va formando el vinculo imposible entre Owen y Maddy, un vínculo que tal vez de no ser por el programa no se habría dado y que a ambos les sirve perfectamente de escapismo en diferentes términos. Durante toda esa primera parte además El brillo de la televisión se centra más en recuperar rituales asociados a la televisión de antaño: las guías de los episodios, el grabar cintas en VHS como si casi fuera una actividad clandestina para compartirlas, el arte de personalizar esas cintas de VHS o el tener que esperar una semana más para ver como continuaba la historia y poder comentarla con una persona en particular. Todo ello por supuesto acompañado por una marcada melancolía de la realidad tanto en Owen como en Maddy.

El brillo de la televisión

Sin embargo, una vez llegado el ecuador del filme, este toma un giro de 180 grados. Con este viraje, el desconcierto de Owen es comparable con el del público. Las elipsis empiezan a suceder con más frecuencia sin aparente sentido, hay monólogos tratando de romper la cuarta pared incómodos y extraños, la melancolía en la vida de Owen empieza a hacerse mucho más profunda, casi como si fuera un laberinto sin salida; y donde eventualmente la fantasía, el terror y el fino límite entre la incredulidad y la realidad se va a difuminar como si se tratase de una temporada perdida de Channel Zero, un episodio memorable pero aterrador de Agallas el perro cobarde o un producto heredero de Donnie Darko con un trasfondo LBGT. Y es que ese trasfondo LGBT de El brillo de la televisión si bien sutil, ha estado presente desde el principio, ya sea por motivos visuales o por diálogos que cobran sentido una vez se ha visto la película en su totalidad, un poco más difícil de descifrar al principio y sin respuestas 100% claras al final, pero con una analogía de body horror y pesadilla surrealista difícil de olvidar.

Todo sea dicho, su segunda mitad puede ser considerada una genialidad por sus conceptos o una tontería como una catedral si a uno lo pilla con el ánimo cruzado. Por el hecho de que la explicación deje muchas cosas en el aire, que la ambigüedad se mantenga o que el surrealismo más terrorífico lo acaba envolviendo todo, dejando de lado esa primera parte algo más minimalista. Lo que si queda fuera de toda duda es la entrega y el pavor que van desarrollando los actores a lo largo del metraje. Justice Smith como Owen se pasa casi todo el filme por una actitud de parsimonia y miseria que su personaje necesita tanto para transmitir la soledad y el vacío existencial que siente hasta desembocar en una escena final incómoda y aterradora capaz de erizar la piel. Por el contrario, Jack Haven como Maddy al principio puede parecer la típica marginada de ropa oscura y carácter difícil, pero cuanto más se va averiguando de ella más van saliendo a la luz sus puntos débiles y sus inseguridades, unas que siguen creciendo hasta el tercer acto y donde Owen y el público dudan de sus palabras, quizás temiendo que su escapismo ha llegado tan lejos que ha perdido por completo la cabeza.

Desde luego, se trata de un enfoque bastante original capaz de mezclar bajo un mismo paraguas el género, la identidad, el body horror, la inercia por la monotonía en la vida, las fuentes de escapismo, el espíritu de los 90’s y el surrealismo. Solo por eso, El brillo de la televisión merece ya un vistazo.

LA NOTA DE FILMFILICOS

EN POCAS PALABRAS

Un particular coming of age capaz de mezclar la nostalgia noventera, el terror psicológico, el body horror, el surrealismo y un potente discurso LGBT.

3,5
Cine de EE.UU.Cine independienteDramaFantásticoHelena HowardIan ForemanJack HavenJane SchoenbrunJustice SmithLindsey JordanSuspenseTerror
Entrada anterior
Estrenos a vista de trailer (20/6/2025)
Entrada siguiente
Ciclo High School 2025 en Cinema Jove: adolescentes, conflictos reales y mucho buen cine

Autor/a

Palomiix (AKA Paloma Sztrancman)

Autobiografía: Graduada en Comunicación Audiovisual, pero eso es una simple excusa para pasarme el día viendo películas y series como si no hubiese mañana. Y si a eso le sumamos la lectura tenemos el 90% del tiempo pillado. Frase: "Dame una taza de chocolate y una buena historia. No necesito más para ser feliz".

Más artículos de Palomiix

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

YouTube
LinkedIn
Pinterest
Instagram
Publicidad
Artículos más recientes del filmblog
Filmlista
filmlista con todas las películas comentadas en filmfilicos