El callejón de las almas perdidas (2021)
Maestro de lo fantástico, Guillermo del Toro nos deslumbra esta vez con un remake de la película de 1947, El callejón de las almas perdidas, basada en el libro de William Lindsay Gresham.
La película de cine negro es un hipnótico relato de un hombre, Stan Carlisle, (Bradley Cooper) quien llega a una feria de carnaval para pedir trabajo. Una de sus primeras misiones es atrapar al cretino de la feria que ha escapado. El cretino es un vagabundo alcohólico que los dueños de las ferias explotan como hombre/bestia por entretenimiento. Lo que Stan no se imagina es que dentro de ese universo ficticio, la realidad está más cerca de lo que cree.
“Las personas están desesperadas por ser vistas”, una frase como punto de partida para el crecimiento del ego de un hombre que parece frágil, que se muestra como un dócil aprendiz, pero que con el correr de los minutos, mientras pelamos sus capas, nos damos cuenta de que es solo una fachada, y que la avaricia puede volver terrorífico hasta lo más hermoso. Y nos recuerda, que a pesar de los hermosos colores que actúan en la cinta como protagonistas de un lugar feliz, este film no es más que una tragedia existencial.
La actuación de Bradley Cooper es impecable en todas sus facetas. Despliega una serie de rasgos de personalidades opuestos de una manera extremadamente natural, la comodidad dentro del personaje se siente y lleva la cinta en sus hombros de principio a fin. Peso que comparte a ratos con la siempre perfecta Cate Blanchett como una femme fatale fulminante, mi tipo de personaje favorito para esta actriz, quien seduce con movimientos lentos, voz gruesa, líneas inteligentes, y esa sonrisa de medio lado que causa la perdición de hasta los más inteligentes, como Stan.
Blanchett en el rol de Lilith Ritter, psicóloga versus un manipulador de profesión, nos muestra una relación de poder exquisita. Ambos quieren ser el dominante tratando de meterse en la mente del otro en el juego de género y del sexo. Cada una de las líneas que comparten estos dos actores en dicho juego de poder es fascinante y para mí, son las mejores escenas de la película.
La cinematografía es impresionante, como en toda película del director mexicano, y una vez más, aunque de una manera menos evidente, se nos muestra la fascinación de Del Toro por la magia y las criaturas extrañas, desembocando toda la historia en el hecho de que, de una manera u otra, lo que separa al hombre de ser una bestia, son sus propias decisiones.
La magia sigue allí, latente, dándole fuerza a la esencia particular de Del Toro a pesar de que ha sido criticado por haber intentado hacer algo diferente con esta entrega. No lo veo así, creo que ese universo tan suyo sigue muy presente, solo contado desde otros ángulos, por otro tipo de personajes, pero su esencia sigue intacta y por donde lo veamos, sabemos que es un film sello del mexicano. A ratos puedo ver destellos de Iñárritu, pero no me molesta, después de todo ambos son genios en este arte.
Además de Cooper y Blanchett, un elenco delicioso conforma la cinta: Willian Dafoe, Toni Collette, David Strathairn, Richard Jenkins, entre otros grandes nombres de la industria. Lo único que me decepcionó y que me duele, fue la actuación de Roony Mara. Fue una actuación pálida, sin fuerza. Su personaje era así, pero pienso que le faltó cierta potencia, lo cual es extraño en esta talentosa actriz.
Sin más, El callejón de las almas perdidas, seguramente sonará en esta temporada de premios y la actuación de Bradley Cooper quizás le otorgará su merecida quinta nominación a los Premios de la Academia, habiendo personificado a la perfección el alma de un pobre cretino, envuelto en una belleza física sin igual, con una seguridad fabricada y una actitud de superioridad que lo llevaron lejos, demasiado lejos. Después de todo, siempre volvemos a la realidad, incluso en las películas de Guillermo del Toro.