El coro
Cuando el conflictivo Stet de once años pierde a su madre, es enviado a una prestigiosa escuela de música dónde conocerá al duro maestro Carvelle.
Este es el sencillo argumento de la película El coro. Seguramente, tanto por el argumento (no es igual, pero resulta similar) como por el título, directamente lo asociemos a la maravillosa Los chicos del coro. Y la verdad es que no andaremos desencaminados. Si te gustó la película francesa, esta al menos te agradará.
Garrett Wareing (Stet, el niño protagonista) cuenta con su primer rol en la gran pantalla, y sorprende para bien. Tampoco es una gran promesa (de momento), pero lo cierto es que para tener sólo experiencia en algunos cortometrajes, el casi adolescente ejecuta a la perfección su interpretación. Dustin Hoffman está correcto (como siempre), sin despuntar tampoco (no es ninguna revelación en su carrera cinematográfica), al contrario que Kathy Bates, quién ameniza la película con pequeñas dosis de humor (aunque por desgracia nos regala pocos minutos en pantalla). Debra Winger, a pesar de hacer un papel muy breve, está bastante bien. Además, es un placer volver a verla por la gran pantalla, de la que llevaba algunos años ausente.
Tanto en El coro como en Los chicos del coro vemos reflejada la relación profesor-alumno, en la que establecen un vínculo emocional muy grande. Algo que seguramente sea lo mejor de ambos films.
La fotografía quizás es de los aspectos más llamativos; el director de fotografía, David Franco, junto a David Moxness, se encargará del mismo apartado en la nueva serie de televisión de Minority Report. Por su parte, y llevando en cierto modo el peso de la película (pues la música es uno de los pilares de la misma), Brian Byrne se encarga del apartado musical, realizando uno de sus mejores trabajos (junto con la banda sonora de Albert Nobbs (2011).
A nivel visual es acertada, aunque el director, François Girard, no muestra la misma maestría que con su trabajo más conocido, El violín rojo (1998).
El coro se estrena en salas españolas el 9 de octubre, y comparte cartelera con (posiblemente la mayor rival de ese fin de semana) Pan (Viaje a Nunca Jamás). Para todos aquellos que quieran disfrutar de una historia sencilla, pero agradable (aunque llegando al final, como es de esperar, algo más sentimentaloide), les recomiendo que vayan a verla. A mí personalmente me dejó una sensación bastante satisfactoria a la salida del cine.