Ida
Una de las películas europeas del momento es, sin duda, la polaca Ida, con dos nominaciones para los Oscar que se entregarán en unos días (Mejor película de habla no inglesa y Mejor Fotografía). Desde su estreno en 2013, muchos han sido los reconocimientos que ha conseguido esta película entre los que se encuentran los cinco Premios del Cine Europeo, así como el Goya a Mejor Película Europea que recibió el pasado fin de semana.
Ambientada en la Polonia de los años 60, cuenta la historia de Anna, una novicia huérfana que se crió con monjas en un orfanato católico y sin saber nada de su familia. Unas semanas antes de hacer sus votos y convertirse en monja, se entera de que tiene una tía y le recomiendan que vaya a pasar unos días con ella para conocer sus orígenes. Wanda Gruz, su tía, es una jueza del régimen comunista cuyo modo de vida tiene muy poco que ver con el de ella. Los primeros descubrimientos de la joven son que su nombre real es Ida, que proviene de una familia judía y que sus padres fueron asesinados durante la ocupación nazi. Juntas, tía y sobrina deciden emprender un viaje para descubrir qué pasó con los padres de Ida y saber dónde se encuentran enterrados.
Las interpretaciones de las protagonistas, Agata Kulesza (Wanda) y Agata Trzebuchowska (Ida), son verdaderamente remarcables y muestran a la perfección la contraposición de los caracteres de los personajes. Wanda se refugia en la bebida para sobrellevar el sentimiento de culpa, arrepentimiento y angustia. Por su parte, Ida se muestra temerosa de vivir y con una especie de lucha interna constante.
Esta película, dirigida por Pawel Pawlikowski, me ha parecido de una calidad incontestable. Rodada en blanco y negro, consigue sumergir al espectador en los tristes años de posguerra europea gracias a una cuidada estética y fotografía. Los diálogos son escasos dejando claro que los personajes se esconden tras sus silencios. Por todo ello, ya os imaginaréis que la recomiendo totalmente.