La chica que lo tenía todo
Luckiest Girl Alive, La chica más afortunada del mundo, o La chica que lo tenía todo es una mirada prejuiciosa a la necesidad de aparentar lo que no somos para considerarse exitosos en la vida, aun cuando dicha necesidad viene de un lugar oscuro y de un pasado aterrador.
Lo que parece una vida de ensueño es en realidad una fachada para esconder una profunda herida del pasado, la cual Ani FaNelli (Mila Kunis) no ha podido superar, y es que la verdad, nunca ha podido tan siquiera enfrentarse a ella. En un mundo muy real, donde los adolescentes poseen armas de guerra y tiran a matar en colegios estadounidenses, se centra el dolor de una chica abusada, despreciada por su propia madre y su deseo de esconderse de todo aquello. Es por esto que Ani crea una vida, la vida que ella piensa que será suficiente para olvidar lo sucedido, pero, cuando la realidad la atrapa, no tendrá dónde esconderse.
Jessica Knoll es la guionista, siendo también la autora del libro en el que se basa la película. Publicado en el 2015, un año más tarde, Knoll confesará que el libro es en realidad y en gran parte, una autobiografía que decidió pintar en forma de novela por miedo, todo esto antes de que el movimiento #MeToo destapara lo que ya sabemos relacionado al abuso sexual.
La historia muestra dos realidades distintas pero igualmente terribles: la violencia de las armas y la violencia sexual. Ambas pintadas de una manera sobria, sin adornos y cruda. La manera en que impactan la vida de una joven y cómo ella, como mujer, decide afrontarlo tanto en su juventud como en su vida adulta.
Mila Kunis duele. En el mejor de los sentidos. De solo verla podemos descifrar un dolor agudo sin saber de dónde proviene, una mujer con aparentemente todo bajo control pero con una mirada rota. Kunis es simplemente ideal para el papel. También fue una grata sorpresa encontrarme con Jennifer Beals (Flashdance, 1983), aunque con un pequeño rol pero de gran importancia para la vida de la protagonista.
Algunas de las escenas son difíciles de ver y de procesar pero son necesarias para entender el contexto. La mezcla de dos realidades, los juegos psicológicos que Ani juega con ella misma durante todo el film y el creciente ritmo del terror con el correr de los minutos, hacen que el resultado final de esta producción esté muy bien logrado. En estos tiempos donde el abuso sexual y la violencia de armas han sido constantemente reproducidos en el cine, a mi parecer, esta es una de sus mejores representaciones.