Life (Vida)
Pese a mi amor por el género de terror y la curiosidad que me provoca el espacio desde que era pequeña, nunca he llegado a considerarme fan del llamado terror espacial. Por supuesto que respeto una cinta referente como es Alien, el Octavo Pasajero. Y contra todo pronóstico, he salido muy satisfecha tras ver la película que se estrena el viernes en las carteleras españolas.
La historia se centra en seis tripulantes de la Estación Espacial Internacional. Su misión es examinar unas muestras de Marte para descubrir si en el planeta rojo hay alguna clase de vida. Pero lo que en principio parecía un inofensivo organismo, pronto se convertirá en una terrible amenaza que hará temer a los protagonistas por su seguridad.
Si antes he mencionado el famoso film de Ridley Scott, me veo en la obligación de volver a hablar de él. Es evidente que esta película coge referencias de la cinta de 1979. Pero mientras la película que catapultó a Sigourney Weaver al estrellato jugaba mezclando a partes iguales la ciencia ficción y el terror y presentaba una situación más enfocada hacia un futuro, el caso de hoy creo que le da un enfoque más realista a un suceso que podrá no ser tan ficticio. A pesar de ciertas licencias que se toma, diría que también se ve fuertemente influenciada por Gravity, por lo que el híbrido resultante entre estos dos trabajos no es el planteamiento más original, pero está muy bien resulto y consigue ser lo suficientemente atractivo para los espectadores. No por ser poco novedoso significa que no pueda estar muy bien hecho.
Desde la presentación en plano secuencia de la Estación y de los personajes, uno ya puede saber lo que esperar. El movimiento de la cámara juega de manera permanente con la gravedad cero que hay en el espacio y consigue transmitir la claustrofobia entre esas cuatro paredes. Todo el apartado técnico es brillante. Desde el crecimiento en CGI que sufre el organismo llamado “Calvin”, el montaje de sonido o las tomas en las que se ve la majestuosidad del espacio o de la misma Tierra. En general este tipo de cintas tienen una factura técnica impecable y esta no iba a ser la excepción.
Otras de las grandes bazas es el guión. Apoyado con los decorados, la historia plantea unas situaciones en las que el público va a sentir una tensión continua ayudada de muchas sorpresas. A diferencia de los dos ejemplos espaciales nombrados, el ritmo en esta ocasión es frenético. Una vez que empieza, no te suelta hasta el final. ¿Y es que hay alguien que nos pueda asegurar que una situación parecida no se podría dar? El espacio es un vasto lugar inexplorado y es muy poco probable que estemos solos, como tampoco es seguro que no haya formas de vida superiores en inteligencia, en físico o en adaptabilidad a nosotros. Una afirmación que puede causarle escalofríos a más de una persona y que no tiene porque ser objeto de la invención.
Aunque el casting pueda parecer de lo más variopinto, lo cierto es que cada uno funciona muy bien en su cometido. Ryan Reynolds como Rory es el personaje encargado de traer el humor (o también se puede decir que Ryan Reynolds interpreta a Deadpool sin la violencia, se entiende), quien ha sido la mayor sorpresa para mí, Rebecca Fergurson, o Jake Gyllenhaal interpretando a un personaje que prefiere estar en el espacio porque no soporta a la raza humana. Sin embargo, debo hacer un punto y aparte, pues hay algún personaje que se le desarrollan bien las motivaciones y el trasfondo mientras que con otros, la profundidad es más bien escasa. He de decir que no esperaba un desarrollo de personajes digno de una cinta de autor, pero al ver que había tan poca igualdad entre personajes, no he podido evitar pensar que es un cabo que podría haberse atado mejor.
Y el otro punto negativo que le vi, es que su cierre me resultó predecible. Solo por el montaje o por lo que deja de mostrar, si quien está viendo la película es un poco avispado, sabe lo que va a suceder. Aunque fuese lo que yo esperaba, no deja de ser impactante, pues es un situación bastante violenta y exclamo sorprendida para mis adentros, ya que también resulta muy pesimista y hay que tener la suficiente mala baba para hacer ese final, rompiendo con lo que se podría esperar de él. Un broche adecuado para un viaje frenético.
