Los señores de Salem
Aún nos faltan un par de semanas para Halloween, pero la víspera ya se siente en el aire y más aún en las ganas de ver cine de terror, porque, aunque una buena película de miedo cae bien en cualquier época del año, nadie puede negar que estas fechas les suman un toque tenebroso especial a los maratones de horror. Es por eso por lo que resulta inevitable sacar del cajón algunas recomendaciones para ir enriqueciendo esas listas de opciones para honrar las festividades.
En está ocasión me ha parecido buena idea volver a revisar Los señores de Salem (2012), escrita, dirigida y producida por Rob Zombie, que no es ni de cerca la mejor película de terror del mundo, pero tiene sus aciertos lo suficientemente bien plantados como para entrar dentro de lo recomendable.
La historia se concentra en una chica de nombre Heidi quien es locutora de un programa de radio especializado en el rock duro; tras recibir y escuchar la misteriosa y tenebrosa música de un vinilo promocional de una banda que se hace llamar “Los señores”, Heidi se muestra perturbada, tiene pesadillas y alucinaciones. Tiempo después, una nueva caja llega a sus manos, pero esta vez con entradas para un concierto de la misteriosa banda quienes esconden más que música incomprensible y probablemente han llegado desde las épocas oscuras de Salem a cobrar alguna venganza pendiente.
La película rescata de manera aceptable la historia de las brujas de Salem y va dando saltos de tiempo entre la época de las brujas quemadas y la época contemporánea. Es cierto que tampoco es una propuesta novedosa y está sustentada en un compendio de clichés del género, pero el guion es sólido y engancha.
En cuanto a su reparto, liderado por la protagonista esposa de Rob Zombie, Sheri Moon Zombie, cuenta también con la participación de Bruce Davison, Jeff Daniel Phillips, Ken Foree, Patricia Quinn, entre otros. Sus actuaciones son bastante destacables dentro de la trama, tanto que sorprende un poco ver a su protagonista haciendo algo más que mostrar su cuerpo desnudo, aunque también lo hace. En cuanto a su fotografía, muy alusiva a la época setentera, crea un ambiente que hace que valga la pena dedicarle tiempo a su visionado.
Quizá Los señores de Salem no es lo más terrorífico que hayamos visto, pero tiene su buena ración de sangre, satanismo y brujería que la convierte en una película recomendable, al menos, para la época.