Netflix vuelve a contratar a Chris Hemsworth para la secuela de Extraction (Tyler Rake 2).
Después de sobrevivir (a duras penas) a todo lo que le sucede en la primera película, Rake regresa como mercenario australiano de operaciones encubiertas al que se encomienda otra misión suicida: rescatar a la maltrecha familia de un despiadado gángster georgiano de la prisión donde se encuentra recluida.
Sam Hargrave retoma su rol de director en una segunda entrega que resulta ser más tediosa que la original.
Cintas como esta donde solo vemos helicópteros ser derribados, granadas, disparos, donde se explota el plano secuencia y hacen falta 400 extras son muy ruidosas para mi.No puede ser tan difícil que un filme comercial tenga al menos una idea central coherente, incluso no pido que sea original pero al menos buscarle un enfoque novedoso para el espectador.
La diferencia entre Tyler Rake y John Wick radica solo en el color del cabello, verdaderamente el estereotipo del personaje que viene copiando a Neeson en Taken es el mismo. Nobody y Upgrade solo por mencionar otras dos películas que parecen familia resultan más estimulantes a nivel de enajenación.
Nadie duda del carisma de Hemsworth por algo lleva 4 filmes cargando un martillo pero ciertamente ya ha envejecido y necesito que se mueva en otros terrenos aunque sé que no tiene un amplio registro interpretativo.
Ya debe existir un libreto de la tercera parte que será lo mismo que vimos en las 4 horas si sumamos el metraje de ambas, Netflix tiene su saga, pura pólvora, nulo argumento y nada de actuación.
