España tiene serios problemas si de comedia romántica se trata. Chloé Wallace estrenó Mala influencia, una cinta que hace que rehúyas del amor.
Reese Russell disfruta de la vida perfecta, pero todo se complica cuando comienzan a suceder una serie de sucesos extraños a su alrededor y empieza a recibir amenazas anónimas. Su padre, Bruce , debe buscarle un trabajo al joven criminal Eros Douglas , y decide encargarle la protección de su hija. Así, el temido Eros se convierte en el nuevo guardaespaldas de la inocente Reese. Ambos pertenecen a mundos muy diferentes, pero cuando están juntos sienten una química especial. ¿Habrá sido una buena idea juntarlos?
Inspirada en una novela la cual evidentemente me niego a leer porque debe ser igual de sosa, esta cinta es tan patética como Mi soledad tiene alas o Pídeme lo que quieras. No sé si está pensada para un público adolescente y por eso los diálogos parecen de ChatGPT. Si hay que verla, que sea en estado de embriaguez, pero ciertamente cuesta llegar al final.
El amor de los protagonistas no me lo creo, no hay conflicto, todo resulta terriblemente mal narrado, forzado, inocente. Mala influencia, es mediocre y como se ejecuta… ya ni hablamos.
Chloé Wallace ya había presentado la serie Un cuento perfecto en Netflix y tiene los mismos errores, sobre todo en el guion que simplemente no es nada inteligente.
Alberto Olmo y Eléa Rochera tienen menos química que naturalidad al actuar y ellos son los que se supone que se aman, ellos tienen que transmitir pasión y deseo, pero nada de esto se percibe.
Si la película fuera regular se dejaría ver, pero es que simplemente esto es insufrible.