Smile 2
Cuando a veces se alinean los astros dando lugar a una cosecha de estrenos memorable cuesta mirar con retrospectiva y ser consciente de lo afortunado que uno fue de vivir ese momento en particular. Hay años que si uno echa la vista un poco atrás y se pone a evaluar cuidadosamente cuáles eran las novedades de aquel entonces se pueden encontrar un sinfín de cintas sobresalientes, como 2017 o 2019 de forma más reciente. En cuanto al cine de terror, durante 2022 pareció haber un boom generalizado. Pero el presente 2024 no se queda atrás, pisando si cabe con más fuerza donde el terror parece estar más vivo que nunca con el auge de las plataformas y los espectadores más fieles a la gran pantalla. Casualidad o no, en 2022 en gran parte gracias a un marketing viral aterrizó Smile, convirtiéndose en poco tiempo en un éxito de taquilla. Y justo en otro año donde el terror está demostrando tener más fuerza que nunca, ha llegado su secuela, una que justifica el éxito de esa primera parte e invita al optimismo de cara al futuro.
Skye Riley es una estrella del pop que tras un período apartada de los escenarios debido a una dura racha personal está dispuesta a retornar por todo lo alto con una nueva gira mundial. Pero ella no está del todo recuperada de su bache y carga heridas que tardaran más tiempo en cicatrizar. Todo cambiará cuando una noche sea testigo de un macabro suicidio y desde ese instante, Skye empezará a ver sonrisas grotescas por todas partes y sufriendo de alucinaciones que harán de su vida un auténtico infierno, por lo que tratará de librarse de esas visiones antes de que sea demasiado tarde.
Es información pública que la primera Smile iba a ir directa a una plataforma de contenido, pero gracias al buen recibimiento que tuvo en algún pase previo los directivos cambiaron de opinión y finalmente optaron por estrenarla en los cines. Con este dato en mente, para la secuela de nota al aumento de presupuesto en los escenarios, la escala de los acontecimientos y todavía más confianza detrás de las cámaras en el caso de Parker Finn, quien con los movimientos en alguna escena podría recordar a Aronofsky. Se presupone que en esta ocasión el espectador ya conoce sobre la maldición que pesa sobre Skye, en uno de esos casos donde el público posee más información que la protagonista y que generalmente puede jugar en contra, pero aquí casi hace que la tensión esté a unos niveles altísimos desde la vertiginosa secuencia prólogo pasando por las escenas de Skye en su apartamento hasta el potente y pesadillesco clímax.
Para esta secuela se sigue lo que tan bien funcionó con su antecesora respecto a las escenas potentes con aquellos que portan la marcada y deforme sonrisa, impulsándose por los jumpscares, que si bien en esta ocasión sí que es más notable la subida burda del volumen para el instante concreto del jumpscare, sigue habiendo un buen puñado de jumpscares que funcionan debido a la gracia y conocimiento de Finn a la hora de dirigir el ojo del espectador y de jugar con el timing de lo esperado para brindar lo inesperado. Quizá el recurso de la sonrisa grotesca no tenga el mismo efecto de novedad que podía tener hace un par de años, pero sigue resultando muy efectivo. Y si la sensación de la película original se asemejaba más a la de It follows cuanto más se iba descubriendo sobre la maldición que había recaído sobre el personaje de Rose, para esta secuela se siente mucho más como una película de Destino Final, donde la maldición da la sensación de ser una cosa inevitable que desemboca en la muerte segura y que la tensión por llegar a esa muerte y lo que va dejando por el camino provoca sentimientos lúdicos y de terror como la más pura atracción de feria.
La decisión de que en este caso la protagonista sea una estrella del pop aparte de añadir una tensión brutal al asunto también da lugar a un ligero comentario sobre el bienestar de las celebridades. La cinta en ningún momento trata de excusar a Skye Riley por sus malas decisiones en el pasado, ella misma es consciente de ellas, van a formar parte de su vida pero aun así merece la pena levantarse de la caída. Solo que el proceso de recuperación físico y mental debería tomarse su propio tiempo y no darse en base a la agenda de una discográfica, de los millones invertidos en giras, de ultimátums amenazando con llevarse por delante la poca dignidad de las estrellas, como si no fueran mas que creaciones artificiales para satisfacer las demandas de un público y la imperiosa necesidad que tiene una persona famosa de mostrarse siempre sonriente y siempre bien, sin importar qué tan violentos o agresivos puedan ser su seguidores, qué traumas puede llevar a cuestas y ser siempre agradecido con la mano que da de comer, pues al final del día como bien reza el dicho a veces peligroso, “el espectáculo debe continuar”.
Capítulo aparte merece la interpretación de Naomi Scott. Debido a que la película siempre está con una tensión altísima, la protagonista debe estar todo el rato al límite y su viaje en forma de espiral de locura es cuanto menos intenso, por lo que un compromiso de menos del 100% con el personaje no seria aceptable. Pero para buena fortuna de la cinta y de los espectadores, Naomi Scott como Skye Riley está en un perpetuo estado de tensión durante todo el filme capaz de inducir ansiedad y sostener ella sola la película con su estado mental paranoico. Añadir que también resulta convincente y creíble como cantante pop con unas canciones pegadizas a más no poder, donde parece que una está viendo a una gran estrella pop como Lady Gaga o Dua Lipa hasta el punto que desearía que Skye Riley fuese real y que diese sus propios conciertos.
Como contrapuntos negativos, el hecho de que en cuanto a la mitología de la maldición se mantenga en el mismo lugar, sin ningún ápice de información nueva, lastrando un poco la oportunidad de seguir sumando para futuro. Y también el hecho de que una vez que se sabe cómo funciona la maldición desde el punto de vista del espectador, hay alguna decisión narrativa sobre lo qué es real y lo que es fruto de las alucinaciones que hace torcer el gesto, invitando a más preguntas que respuestas debido a la verosimilitud. Pero salvo por esos detalles, dado que el final es bastante potente de cara a una tercera entrega, hay bastantes ganas de descubrir cuál será el siguiente paso en esta saga. Para cuando anuncien los planes seguramente recibiré la noticia con una sonrisa genuina.