The Assassin
Alguna vez he comentado aquí el pequeño placer que produce de vez en cuando pasar por un establecimiento que venda películas en formato físico y que haya una carátula que llame la atención de forma inevitable, sabiendo que al volver a casa lo más seguro es que esa sea la cinta elegida para ver y en ocasiones como me sucedió con Spring resulta que las buenas impresiones eran ciertas. Sin embargo, en esta ocasión las primeras impresiones no se han saldado con tan buen resultado.
Situada en China a finales del siglo VIII, la historia sigue a Nie Yinniang, una chica que vuelve a su hogar después de años en el exilio convertida en una experta en artes marciales debido a la crianza de su mentora, una monja. Debido a las extraordinarias habilidades físicas de Yinniang, su principal trabajo es eliminar a los crueles gobernadores de la zona. Su mentora le encarga la misión de asesinar a Tian Jia’n, un gobernador disidente y el hombre con el que estaba prometida Yinniang.
Leyendo la sinopsis, uno de manera automática encapsularía la cinta dentro del subgénero wuxia, por lo que en cierta medida sabe lo que puede esperar, para bien y para mal. Que las intrigas en los palacios de la dinastía nombrada en la película junto con los espectaculares combates estarían a la orden del día, aunque para ello haya que pasar por una primera barrera de ritmo pausado y contemplativo y que en todo el relato haya retazos de cuento. Todo lo que se presupone está aquí, pero el mayor problema es que en ningún momento consigue ser lo suficientemente interesante para captar por completo la atención del espectador, causando que a medida que pasan los minutos el interés vaya decayendo.
Esto se debe a que es difícil encontrar el foco narrativo de la historia, las motivaciones de los personajes o el marco general de la situación de conflicto que hay en el país, y el director y guionista tampoco está interesado en explicarlos con detalle. Pero es que tampoco se trata de un caso donde la narración puede ser más metafórica o poética y es el envoltorio estético el que lleva la voz cantante del conjunto y al finalizar hay una satisfacción general, por lo que el filme acaba quedándose en tierra de nadie por mucha majestuosidad estética que haya.
Dado que la estética es el punto más positivo, me gustaría detenerme para desmenuzarla adecuadamente: la decisión de filmar en 4:3 haciendo que la película parezca sacada de otra época mucho más lejana, el tener secuencias en blanco y negro que ayudan a esa atmósfera de cuento o fábula, los continuos fundidos a negro que acentúan más ese aire de narración literaria y dotan a la historia de una absoluta solemnidad, un juego de luces y sombras especialmente en las habitaciones de palacio en consonancia con los personajes, unos planos generales donde la naturaleza es la absoluta protagonista frente a los empequeñecidos personajes, una exquisita dirección artística donde se nota toda la fastuosidad en cada pared y ornamento, así como el vestuario y maquillaje que están trabajados hasta el más mínimo detalle.
Y por supuesto, no podía dejarme en el tintero los combates. Si bien debido al desinterés generado por la trama y los personajes se siente que falta una pieza esencial dentro de las escenas de lucha, no por ello son menos espectaculares con unas coreografías medidas al milímetro que son dignas de contemplar, el variado juego de armas que emplean añade un punto de sorpresa al conjunto y cierto componente sobrenatural está muy presente. Y evidentemente, son los propios actores los que realizan sus escenas de acción, algo que no hace más que sumar puntos.
En resumen, se trata de una película que lo confía todo a la estética, pero el gran problema es que no tiene una historia tan interesante detrás que la sostenga, o mejor dicho, hay una historia interesante entre los fotogramas, solo que no está contada de una forma accesible ni interesante.