Filmfilicos blog de cine
Home Filmblog Películas Cenicienta

Cenicienta - Crítica de la película - Oscars 2016

Cenicienta está nominada este año al Oscar a mejor vestuario, por lo que me gustaría hacer especial hincapié en los ropajes de algunos de los personajes.

  • Vestuario

         1. Comencemos por el príncipe marcando el cinderelo en todo su oprimido esplendor

Crítica de Cenicienta 2015 de Kenneth Branagh 1

Como podemos ver en la imagen, se trata de un traje lleno de clase y elegancia; un triunfo del buen gusto y de la distinción. Ajustado, como debe ser. Todo buen experto en la realeza sabe que no hay nada mejor que hacerse un Eros Ramazzotti (en la portada del álbum Perfetto), pero lleno de rectitud, para obtener el beneplácito de la plebe y ofrecerle así todos tus respetos.

Es un príncipe muy majo y, al contrario que en la versión de animación, él es la mente que organiza el baile especial, llegando a invitar en un mismo lugar a lo mejor y lo peor de cada casa, desde nobleza a bajeza. Todos tendrán la oportunidad de rozarse con él. ¿No es bonito?

         2. El padre de Cenicienta y su buen ojo para las personas

Crítica de Cenicienta 2015 de Kenneth Branagh 1-2

El padre de Cenicienta es el verdadero culpable de todos los males de su hija, aunque él sea muy bueno y la haga muy feliz de niña. Lo más destacable, por encima de sus trajes impolutos, es su peinado y rostro a juego. Se le podría definir como la mezcla imperfecta de Antonio Banderas y Pipi Estrada, con lo mejor y lo peor de cada uno. En esta versión papá le pide permiso a su hija para casarse con la malvada madrastra, una vez que la madre muere (al menos le guarda luto por un tiempo).

Se va de viaje de negocios durante varios meses pero al parecer se va a la guerra, porque el hombre no vuelve y deja con todo el marrón a su hijita.

         3. Las hermanastras feas de Blancani… digo de Cenicienta (pero feas de tele, no feas, feas)

Crítica de Cenicienta 2015 de Kenneth Branagh 2

Estaría mal reírse de un vestuario que ha sido hecho a propósito para dejar mal a Agatha Ruiz de la Prada y a las pobres hermanastras de La Ceni (el determinante que aparece en el título de la versión de 1950 puede que le haga más justicia, en base a sus fans adultos). Por eso voy a hacer un alegato a su favor. Porque, a ver: ¿dónde está lo bonito y lo romántico del príncipe al buscar a su princesa o al enamorarse de la Cenicienta? Qué menos que ponérselo difícil, ¿no, señor Perrault? Vale que en la versión no animada han escogido a actrices ‘feas de tele’ a propósito, pero aun así eso no hace más que facilitar la decisión del zapatero. Si pensamos en ello un poco, nos daremos cuenta de que los únicos que sabemos lo poco que valen como personas somos nosotros, los espectadores, mientras que él se basa sólo en una conversación nocturna y en las dotes de baile de la susodicha Cenicienta. Y todos sabemos cómo son estas noches de fiesta y bailes con cualquier desconocido. Luego ella va tan ciega que se olvida hasta el zapato, y él estaba tan borracho que no sería capaz ni de reconocerla por la cara. Por eso este maltrato a la figura de las malas es algo que llama la atención de cualquiera; porque si lo piensas, el guion (y el cuento) las deja en mal lugar en todos los ámbitos posibles, como si ninguna hubiera aprendido nada bueno de la madre (que al menos es lista). Nada les salva de ser insoportables. Qué menos que tener una virtud, aunque sea sólo una. ¿Acaso su risa de ratitas no es también hermosa? Pobre Holliday Grainger.

         4. La madrastra guapa, pero más mala que un dolor y con oscuclaras intenciones

Critica de Cenicienta 2015 de Kenneth Branagh 3

La edad no perdona a nadie, salvo a Cate, pero arruinarse no le hace mejor persona (de hecho, es su segunda viudedad y hay quien empieza a sospechar). Cate está espléndida hasta vestida con una bata de piel de leopardo o con vestidos cupcake. Parece más que claro que esta cinta se hizo para ella más que para presentarnos el amor de los enamorados. Su personaje hace muchos gestos con las manos, muecas con su rostro y se ríe con una voz tan varonil como la de un camionero (viendo y oyendo a las hijas, uno se pregunta cómo sería el padre). Es tan elegante que en el fondo no es ni mala en esta historia.

         5. Ella o Cenicienta

Crítica de Cenicienta 2015 de Kenneth Branagh 5

Cinderella Begins, como las películas de superhéroes. Su nombre real es Ella y tiene sólo 19 años, pero acumula tanta paciencia que aguanta el nombre que le ponen sus queridas hermanastras (que se llaman Drizella y Anastasia, no te vayas a creer), hasta el punto de girarse si la llaman por su apodo (puesto así porque un día tenía la cara manchada de tanto limpiar sus trapos sucios). Destaca por su aspecto cuidado aunque desaliñado, como una arrocera italiana en pleno Neorrealismo, salvo cuando viene su hada madrina y le regala un vestido muy bonito hasta las 00:00 (como ya todos sabemos), pero también por su carácter de ilimitada buena persona, que se debe, en gran parte, a que su madre antes de fallecer le leía cuentos para dormir durante sus primeros 10 años de vida y le dijo que fuera generosa y siempre tuviera valor (y eso se traduce en ser la chacha de buen grado y aceptar ser maltratada).

Es tan generosa y sus hermanas tienen tanta ropa, que Ella les deja su cuarto y se va a dormir a un desván. Cuando tenga silicosis dejará de ser tan generosa, piensa algún espectador, pero no, porque en el fondo entre la madera roída y el vacío inhóspito también hay ratas, que son buenas, como también lo son los lagartos. Ah, y como en la casa donde viven no hay mucho dinero ya, ella sólo come las sobras, y si sobran. Es tan generosa (¿?) que en un momento dado le rajan el vestido de su madre y no le pasa nada, porque es muy buena gente (me gustaría ver qué pensaría su madre si la viera).

         6. Hada madrina

Crítica de Cenicienta 2015 de Kenneth Branagh 6

Tiene una varita pero ella misma no se puede hacer nada de comer, así que se lo pide a Cenicienta, y como ésta no se niega y le da un poco, se lo agradece con un poco de magia. Tenemos una calabaza del invernadero para convertirla en la carroza (que más bien es una nave espacial), le arreglamos el vestido que las hermanastras y madrastra habían roto (aunque se lo cambia de color y entramos en la paradoja de Teseo), y le decimos todo eso de que tenga en cuenta el tiempo (para que no vean en la fiesta cómo de pordiosera es en realidad, no vayan a desmayarse todos o algo por el estilo).

Cenicienta, que es una chica sencilla y no una princesa, se sube a un carro tirado por caballos que son ratas y un lacayo antes lagarto y asoma por el baile por sorpresa. Y todo gracias a la hada, que pasaba por allí y antes de irse le dice: disfrute mientras pueda. Cenicienta se lo toma literal y cuando baila con el príncipe siente un gran placer.

  • Trama

Cenicienta Cinderella

A partir de este punto (porque lo anterior ya nos lo sabemos y es un rollo recordarlo), Cenicienta y el príncipe se van a conocer más a fondo y se enamoran bien; no van a dedicarse a tonterías y miraditas como hicieron antes una vez, en el bosque. El príncipe le enseña a Ceni un jardín secreto donde hay un columpio en el que caben por lo menos 3 personas y le dice que se suba (para eso es el príncipe). Ella le dice que no debe, él que sí, ella que no, él que sí y ella dice que vale. Entonces se le cae un zapato y él se lo pone (me temblaban las piernas en este punto). Y se le vuelve a caer el zapato, no te creas, pero entonces él la persigue con el aparato en la mano. Ella corre y él detrás, porque suenan las campanadas más largas de la historia del cine. Uno de los dos piensa que la otra persona está loca, pero no debemos olvidar que están enamorados. A la mañana siguiente el príncipe sufre de resaca o de alzheimer y no sabe de quién narices es ese zapato, porque se lo tiene que poner a medio pueblo para recordar con quién estuvo anoche. Vaya tío más romántico, no me fastidies. Soy yo la Ceni y ya le pueden ir dando por saco, que para eso yo me acuerdo de su cara.

Más tarde, siguiendo la tendencia de Disney de no querer para nada a los padres, fallece el rey de este país de ensueño y Robb Stark es proclamado el King in the North (dejé este comentario para el final, para evitar que se esperara). En este caso el padre es el que va dando mensajes, como la madre a la Cinde, y es que busque a su amada, que haga una convocatoria y lleve con él el zapato de cristal. Pero las cosas no salen como esperaba, porque la madrastra es malvada no, peor todavía, y le quita toda prueba que demuestre que la Sindy es Cinderella. Entonces sucede lo siguiente:

-Madrastra con zapato en mano: Te acompaño a palacio, te casas con el rey y a cambio yo dirijo el reino.
-La Sindy: ¡Nooo!
-Madrastra: Pues te rompo el zapato…
-La (ley) Sinde: ¿Por qué eres tan cruel? ¿Acaso yo no he sido lo bastante generosa? Snif.

Y luego pasa lo que pasa, el príncipe y sus segundones ponen zapatos, huelen pies ajenos y los ven de todo tipo; prueban que te prueban, y siguen probando, aunque por suerte para ellos todos tienen el talón y nadie se ha cortado nada para entrar en el zapato. Suerte también que Cenicienta es la única que cumple con la talla de ese pie, porque sino vaya desastre. Y aun así habrá gente que esté contenta de que le gobierne un rey que no recuerda ni con quién estuvo anoche y que pierde el tiempo con zapatos de cristal. Mientras tanto, la madrastra se acerca a un duque y le dice que el zapato era de una criada y que el rey no debería perder el tiempo con ella, pero a cambio de la información ella quiere ser importante y tener buenos matrimonios para sus hijas. De ahí que esta película esté hecha para vanagloria de Cate Blanchett, digo yo.

Así y todo, el príncipe sigue empeñado en ir probando el zapato a todo el mundo (debe de tener alguna filia con los pies, pero el marrón de ponerlo se lo comen otros) y un día uno de sus hombres llega a la casa de Cenizas-en-el-rostro y, como la tienen escondida en el desván, casi se va de la casa sin encontrarla. Menos mal que el tipo tiene buen oído y oye un canto: ¿es otra doncella o su gato habla, señora?, dice el genio, y ya sabéis qué pasa: a Cinderella se le acaba el síndrome de Estocolmo que tenía, se casa con un bonito vestido de novia y es feliz a tope.

  • Moraleja

Cenicienta Cinderella traje boda

Atención, porque esta moraleja es de verdad, no me la invento yo.

La belleza en una mujer es un tesoro raro que siempre será admirado. La generosidad, sin embargo, no tiene precio y es de un valor aún mayor. Esto es lo que la hada madrina de Cenicienta le enseña, y por eso sabe comportarse como una reina. Las mujeres jóvenes deben valorar, a la hora de intentar conquistar un corazón, que la gracia es más importante que un hermoso peinado (sí, sí, las mujeres deben valorar eso sobre ellas mismas…). Porque ese es el verdadero regalo de las hadas. Sin ese valor nada es posible; con él, se puede hacer todo (como enamorar a un rey o un príncipe).

Sin duda, es una gran ventaja tener inteligencia, coraje, buena educación y sentido común. Estos talentos y otros similares son una bendición y es bueno tenerlos. Pero claro, incluso teniendo todo eso puedes quedarte con un palmo de narices y encerrado en un desván. Por eso es necesario, para lograr el éxito en la vida, tener un padrino o una madrina.

  • Corolario

La Reina Letizia es un dechado de generosidad y de bondad, pero también debe tener madrina… ¿No? Me gustaría conocerla.

Artículos similares

Responder

  He leído y acepto la política de privacidad de filmfilicos.com

Información sobre protección de datos

  • Responsable: Rafael Mollá Sanmartin
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, eliminación y olvido.
  • Contacto: contacto@filmfilicos.com.
  • Información adicional en: nuestra política de privacidad.