The Loved Ones
Si ya durante el año disfruto viendo películas de terror y sus diversos subgéneros, con la llegada del mes de octubre esa costumbre se vuelve una necesidad. No en vano, en octubre se celebra Halloween, una fiesta en la que los disfraces de criaturas monstruosas, las calabazas y las historias de terror invaden las calles. Por tanto, he decidido empezar el mes poniéndome a tono para la festividad señalada.
Brent es un joven que rechaza la invitación de Lola para ir al baile del instituto con ella. Brent la ha rechazado simplemente porque ya tiene novia, Holly. Sin embargo, Lola no se ha tomado la negativa de Brent de forma cordial, y junto con su padre, secuestra a Brent para vengarse de él.
En más de una ocasión he mencionado mi admiración por la historias de venganza, especialmente de aquellas venganzas justificadas y muy crudas. Así que cuando leí el argumento me fue imposible resistirme. Pero si bien es cierto que en este caso la venganza es innegablemente cruda y sádica, el motivo no dejaba de resultarme un poco exagerado. Aunque tras ver a Lola y su comportamiento extraño, casi que uno puede tomarse la trama con cierto humor. Humor muy negro.
Sin ninguna duda, la cinta va de menos a más. Su primera media hora podría asemejarse más a un drama indie sobre la adolescencia que a un film de suspense y/o terror. De este modo, se presenta mejor al personaje protagonista y a sus interacciones con su familia, su novia y su amigo. Y este aspecto es algo que puede llegar a molestar a aquellos que busquen un producto que vaya directo al grano. Pero como suele suceder en estos casos, la paciencia tiene su merecida recompensa, porque una vez que tiene lugar el secuestro, el despertar de Brent en la casa recuerda a una famosa escenas de La matanza de Texas. Y que eso sirva de advertencia, porque a partir de ese punto, los que sean fans del género torture porn hay un desfile de escenas que no tienen nada que envidiar a sagas como Saw o Hostel en lo referido a torturas sangrientas y creativas con las que más de uno apretará los dientes de dolor.
Aunque el principal conflicto de la película gira en torno a una venganza y su posterior tortura, es de agradecer que el director y guionista, Sean Byrne, se guarde alguna sorpresa bajo la manga. Que luego esos elementos se empleen mejor o peor dentro de la narración ya es otro asunto. Pero por lo menos con algún que otro giro inesperado mantiene al espectador pegado a la pantalla e interesado en ver como desemboca todo. Además, ayuda mucho que la actriz encargada de dar vida a Lola destaque sobre el resto de los actores interpretando a una chica muy transtornada a la perfección.
Pero sus escenas cargadas de hemoglobina y sadismo no son suficiente para que la película deje de ser simplemente entretenida y pase a ser una recomendación fija. De hecho, uno de los aspectos que más me han hecho torcer el gesto es la gran cantidad de subtramas que tiene la cinta y al final no llegan a nada. Un claro ejemplo de ello es la subtrama del amigo de Brent, que parece que de cara al clímax puede llegar a cobrar importancia y nada más lejos de la realidad. Lo mismo ocurre con las tramas de otros personajes, que a pesar de que sí pueden llegar a algo concreto, falta pulirlas un poco con detalles. Eso en cuanto a guión, pero otro aspecto a mi modo de ver innecesario es la excesiva dilatación temporal. Y el último aspecto que todavía trato de decidir si es una genialidad o una tontería son las elecciones musicales.
En resumen, se trata de una película cuya gran baza son las mutilaciones sádicas, que en mi caso era justo lo que andaba buscando y en ese sentido me quedo satisfecha. Sin embargo, el resultado hubiera sido mejor puliendo un poco más las subtramas y añadiendo alguna sorpresa más relevante a la trama.