Un hombre lobo americano en Londres
Este 2021 se están cumpliendo nada más y nada menos que 40 años de la que, probablemente, sea la mejor película de hombres lobo de la historia (si no lo es, por lo menos siempre será la más y mejor recordada), les hablo de Un hombre lobo americano en Londres, dirigida por John Landis, en 1981.
Resulta complicado hablar de una película de culto que enaltece el género y resultó ser un hito, pues no hay mucho que se pueda decir de ella que no se haya dicho ya. Pero no quería dejar que se terminara el año sin darle su merecida mención en #Filmfilicos. 
Esta cinta realmente fue todo un suceso en los años 80’s, pues en principio provenía de la mente de un realizador cuya historia cinematográfica contemplaba más bien al género de la comedia por lo que al inicio pocos confiaban en las posibilidades que tenía este trabajo dentro del terror. Sin embargo, la bien armada trama de esta historia no sólo consiguió horrorizar a más de uno, sino que además consiguió mezclar ambos géneros sin que pareciera forzado.
Traer a la memoria Un hombre lobo americano en Londres, no tendría absolutamente ningún sentido si no se da cuenta de la increíble transformación en lobo de su protagonista David Kessler (David Naughton), pues más allá de ser terrorífica, es arte puro, una secuencia pulcramente cuidada, pensada en todos sus detalles con un manejo (me atrevo a decirlo) artesanal de la ambientación, la iluminación, trucos y movimientos de cámara y, sobre todo, el maquillaje que le dio un Óscar a Rick Baker que nos maravilló con una creación monstruosa y agónica complementada con trucos sencillos y partes de animatrónicos.
También es importante señalar que esta memorable transformación no es lo único destacable, en general el maquillaje de toda la película es genial, la sangre, las heridas y la putrefacción del amigo muerto de David, Jack Goodman (Griffin Dunne), están abismalmente lejos de los efectos digitales y el CGI. Quizá por eso es que logra erizar la piel, aún 40 años después de su estreno, porque todo tiene una atmósfera familiar, más real…
Por si nos llegara a parecer poco el arte visual, esta película también tiene una banda sonora que motiva mucho los aullidos a la luna, seleccionada con atención y cuidado, cada canción nombra a nuestro satélite como una advertencia sobre el peligroso licántropo que nos acecha cuando la luna está llena.
Finalmente, qué sería de esa narrativa atrayente, el Londres gris y húmedo, la música ambientado el horror y las interminables horas de maquillaje sin la interpretación y sacrificio (por lo del maquillaje) de sus protagonistas, particularmente de David Naughton que en aras de conseguir la clasificación R que le permitiera incluir toda la violencia que precisaba este trabajo, pasa un tiempo bastante considerable desnudo por todas las escenas, no es poca cosa considerando que la filmación se realizó en invierno.
A la par de Un hombre lobo americano en Londres, se cocinaron diversas historias sobre hombres lobo en la época, entre las que destacan Aullidos de Joe Dante y El retorno del hombre lobo de Paul Naschy, que en conjunto hicieron de los 80’s un semillero de licántropos cinematográficos que hoy en día sigue causando fascinación.
