Este post forma parte de mi especial de verano, esa sección misteriosa que solo yo entiendo y que me sirve para meter desde experimentos visuales hasta thrillers espaciales más pasionales que convincentes. Y hoy toca hablar de 3022, película de ciencia ficción dirigida por John Suits que, sin ser mala del todo, no te deja demasiado marcado.
Sinopsis de 3022: Apocalipsis espacial con sabor a serie B
La película arranca en el año 2190, en la estación espacial Pangea, un punto de reabastecimiento pensado entre la Tierra y la colonia de Europa. Una rotación de tripulación de cuatro estadounidenses (el capitán John Laine, la ingeniera Jackie Miller, el doctor Richard Valin y la técnica Lisa Brown) parte para un turno de diez años. Tras varios años de convivencia, una sucesión de cataclismos deja a la estación aislada: sin comunicaciones y con la aparente destrucción de la Tierra, los supervivientes deben gestionar el pánico, la escasez de recursos y la pulsión de seguir o rendirse. En su camino aparecerán más supervivientes (procedentes de otra estación), lo que tensiona todavía más la situación hasta derivar en conflictos violentos y decisiones extremas.
La propuesta de 3022 es clásica del subgénero «estación espacial al límite»: la soledad, la claustrofobia y la fragilidad humana frente a lo insondable. John Suits organiza la narración en flashbacks y saltos temporales que ayudan a explicar la descomposición mental de los personajes, aunque a ratos la película flaquea al querer abarcar demasiado con pocos medios.
Omar Epps sostiene el peso de la cinta como capitán vigilante; Kate Walsh ofrece el contrapunto emocional; Angus Macfadyen aporta tensión como el científico que se desmorona; Miranda Cosgrove aparece en el reparto interpretando a Lisa Brown, su papel no domina la pantalla, pero suma un pulso joven importante en momentos clave y aporta cierta frescura al conjunto. Bua, yo creo que no veía a Miranda Cosgrove desde School of Rock…
Técnicamente la película cumple dentro de su rango: la iluminación y los encuadres transmiten esa sensación de estaciones vacías y pasillos que devoran tiempo; la dirección de sonido y el montaje subrayan bien la deriva psicológica. Ahora bien, hay decisiones narrativas y científicas que chirrían (algunas “soluciones” de trama parecen sacadas del cajón de lo cómodo), y eso penaliza la inmersión. El añadido de supervivientes franceses y el motín posterior (que eleva el conflicto) funciona como detonante dramático pero también muestra que la película necesita más espacio para desarrollar sus ideas.
Reflexión sobre la película
La película me dejó con sensaciones encontradas. Por un lado valoro que intente contar la íntima tragedia de la supervivencia en el vacío, con esa mezcla de dignidad y egoísmo que aflora cuando los suministros se acaban; por otro, la ejecución me parece a veces de serie B con ambiciones mayores. 3022 tiene ideas sobre la esperanza y el peso de la memoria (cómo la gente se aferra a promesas, a fotos, a razones para seguir), pero las resoluciones dramáticas no siempre están a la altura.
Para quien disfrute con dramas humanos en clave ciencia ficción, hay material interesante: la desintegración de una comunidad, la tensión entre actuar por supervivencia o por ética, y la forma en que el tiempo seca a las personas. Para quien busque Sci-fi dura o explicaciones físicas consistentes, se quedará con ganas.
3022 no reescribe las reglas del género, pero funciona como fábula de supervivencia íntima: correcta en atmósfera, irregular en desarrollo. Me quedo con la sensación de que, a veces, el fin del mundo es menos un estallido espectacular y más una suma de silencios y decisiones pequeñas. Y con la certeza de que hay miradas que sostienen la película cuando el guion flaquea.