Blade
Todos debemos asumir, aunque nos duela, que nuestras películas envejecen, y no todas lo hacen bien. Es algo que pude descubrir el otro día a revisionar Blade, que en su momento la tenía por muy buena. Pero antes de empezar a despellejar, vamos a repasar un poco el argumento.
La noche en Nueva York es cruda y fría, y sí, alberga horrores. Esto es bien sabido por una mujer embarazada que llega al hospital con una extraña herida en el cuello. Los médicos logran salvar la vida del bebe, pero la madre muere en el parto. Lo que parece ser un bebe perfectamente sano oculta mucho más que eso… y es que esa extraña herida no es otra cosa que una mordedura de vampiro, lo cual transfiere al niño extraños dotes.
Mucho tiempo después se libra una guerra en la sombras de la ciudad: vampiros contra los pocos que los saben combatir. En el bando de estos últimos se encuentra aquel bebe, ahora adulto rebautizado como Blade (interpretado por Wesley Snipes). Junto a él se encuentra Abraham Whistler (Kris Kristofferson), un veterano en esto de cazar vampiros que ahora hace de armero de Blade. Estos dos llevan algún tiempo detrás de Deacon Frost (Stephen Dorff) que sería uno de los lideres vampiros menores. La cosa se complica cuando uno de sus súbditos muerde a la Dra Karen Jenson (N´Bushe Wright) delante de Blade, este se apiada de ella y la lleva junto Whistler con la esperanza de que la salve. Pero ese es el menor de sus problemas, ya que los planes de Frost son convertirse en el jefe absoluto de los vampiros, y para ello necesita la sangre de Blade, ya que es “el que ha visto el sol”.
Para sorpresa (quizá) de muchos, Blade es un personaje de Marvel, cosa que los más observadores lo habrán leído en los créditos iniciales. Esta adaptación del antihéroe dista un poco de lo que fue su primera aparición, allá por 1973 en Tomb Of Dracula. Pero hay que admitir que el personaje necesitaba un lavado de cara, ya que queda mejor luchar con una katana de plata (entre otras armas chulas y llamativas), que con cuchillos de madera. Dicho esto la reinvención del personaje se consiguió con esta película, y esto se tradujo con un relanzamiento de su serie en solitario en cómic, más parecido a lo que veíamos en la película que a lo que vimos en su origen.
Hasta ahí todo bien por parte de relanzar un personaje casi extinto… otra cosa es la película en si. La cinta no deja de ser un puñado de topicazos de cine de los 90: acción por doquier, personajes duros, veteranos que lo saben todo y casi pelechan al final, un malo “modernillo” que se revela contra sus sabios maestros… Y, como no, mi favorita: un “final mecánico”, que no es otra cosa que tirarse toda la película despachando malos con balas (en este caso espadazos también) de forma rápida, para llegar al malo final y cargárselo con una grúa,o algún elemento mecánico. En esta película no es así el final tan a rajatabla, pero no deja indiferente la forma de morir.
Pese a todo, es una cinta que sigue generandome nostalgia, y es que me encanta esa escena inicial en la discoteca subterránea y casi secreta, donde los aspersores comienzan a soltar sangre, revelando que todos los presentes son vampiros… no muy diferentes a las raves de hoy en día.
Hay cabrones que se empeñan en patinar sobre hielo cuesta arriba.