Sigo con mi clásico especial del Verano con una peli que me llamó la atención principalmente por Emilia Clarke, pero que terminó siendo todo un festival de hallazgos: Dom Hemingway, escrita y dirigida por Richard Shepard y protagonizada por Jude Law. Pinta a crónica de caída y redención de un ladrón británico, pero a veces esa historia se pierde entre monólogos soeces y escenas que alargan el festín un poco de más.
Con el sol del verano zumbando fuera, me quedé viendo cómo Dom (Jude Law) sale de la cárcel tras 12 años, con la excusa de cobrarse una vieja deuda y, de paso, reconectar con su hija (Emilia Clarke). Y aunque el arranque promete (ese monólogo inicial sobre su miembro no engaña), la película alterna momentos de energía pura con otros que te dejan pensando “qué podría haber sido esto… y no fue”.
Sinopsis de Dom Hemingway
Dom Hemingway, un caradura que abrió varias cajas fuertes por lealtad, sale de prisión con una sola misión: cobrar lo que le deben. Se reúne con su amigo Dickie (Richard E. Grant), se va a la mansión de su antiguo jefe, Mr. Fontaine (Demian Bichir), en el sur de Francia, y tras una noche de orgía alcohólica y juerga, se queda sin el dinero.
Al final, regresa a Londres, intenta acercarse a su hija Evelyn y descubre que tiene un nieto. Mientras negocia nuevos trabajos (incluso uno que implica que le corten una parte de él si falla), Dom deberá confrontar si vale la pena su camino de autodestrucción.
Opinión y reflexión: ¿vale la pena este viaje?
Dom Hemingway es una montaña rusa británica bien curada, pero le falta equilibrio. Se sostiene por la presencia deslumbrante de Jude Law, que funciona cuando le da el subidón de hiel y gasolina, pero se tambalea cuando la película intenta conectar con la parte humana de Dom.
Tiene ecos de Boris Johnson con megáfono o el hijo que se pasó de frenada y ahora busca redención con timidez. Me recuerda que muchos espectadores aman pelis sucias con corazón (como a mi), pero aquí ese corazón está demasiado escondido entre puñetazos, whisky y palabrotas.
Si buscas un thriller gangster con humor corrosivo, vale. Y si te encantan tipejos bravucones que gritan su verdad, aquí tienes a un campeón. Pero si esperas algo más profundo, entre Sexy Beast y Gladiator, te quedarás en terreno de nadie. Yo sin duda la he disfrutado.
Dom Hemingway entretiene lo suyo, pero no llega a la zona donde perdura. Tiene momentos brillantes (ese monólogo inicial, un par de escenas de hospital), pero luego se queda en la carretera secundaria del cine. Mi recomendación: ve a gusto, bebe un whisky y deja que Jude Law te arrastre… siempre que no esperes más que un viaje intenso, imperfecto y algo volátil, lo disfrutarás como yo.