Fresh
Como cada año, llega una pequeña temporada donde las temperaturas altas son tan insoportables que el cerebro está bajo mínimos y pide cosas que no le exijan mucho esfuerzo, tan solo el pasar un rato entretenido. Y la película de hoy pese a que llevaba un tiempo estrenada, no había tenido la ocasión de ponerme con ella hasta ahora, momento en el que se antojaba como la opción perfecta. Os hablo de Fresh.
Después de fallidas citas online, Noa está a punto de tirar la toalla respecto a la idea de conocer a alguien hasta que se encuentra con Steve en un supermercado. Tras este agradable encuentro, ambos acceden a una cita donde la relación parece ir yendo a más. Steve le propone a Noa una pequeña escapada romántica donde Noa descubrirá los inusuales apetitos de su nueva pareja.
Por mucho que su premisa deje ver que se trata de un thriller que más adelante abraza por completo el terror, es de agradecer que durante la primera media hora la película se tome a sí misma como una comedia romántica indie que trata las dificultades que pueden surgir a raíz de las citas a través de determinadas Apps, sobre todo el miedo por algunas personas o perfiles que se hallan en dichas aplicaciones y que con un par de clicks pueden generar gran malestar; el conflicto que puede ocasionar la búsqueda del amor más romántico si ni siquiera se puede generar una conexión emocional o si es posible conocer a alguien de la nada y generar esa conexión de forma casi instantánea. Esa reflexión permite darle alas a los personajes principales y secundarios y hacer que el espectador cree un vinculo algo más profundo con ellos debido a la familiaridad de las situaciones y al tono de comedia más simpática que propone.
El tono comienza a oscurecerse cuando Steve irrumpe en la vida de Noa. Cuanto más se va conociendo a Steve, alguna alarma empieza a activarse por buenos motivos. Y es que en un mundo donde la vida de todos está volcada en mayor o menor medida en las redes sociales, la ausencia de ellas generalmente es un buen motivo para desconfiar. Por ello, una vez llegada la media hora, Steve muestra su verdadera cara, convirtiéndose en una pesadilla para Noa, abriendo un interesante melón de que no solo hay que desconfiar hasta cierto punto de las relaciones creadas a través del móvil, pues el peligro de entablar una relación con un encuentro fortuito también es muy plausible. A partir de ese momento la comedia romántica inicial coge toma ese cariz de thriller malsano pero a su extraña manera, no abandona el tono cómico que ha acompañado a la cinta hasta ahora, siendo los créditos a mitad de la película una buena muestra del tono desenfadado donde las referencias más claras serían American Psycho y Hannibal, solo que desde una perspectiva más femenina con los horrores que este ángulo supone.
Tal vez la ruptura tan radical de un género a otro pueda pillar por sorpresa a más de uno y lo cierto es que la mezcla de géneros no siempre termina de fluir con toda la naturalidad que requiere la historia, pero da como resultado un extraño híbrido que no se corta en cuanto a violencia y mostrar qué tan oscura es la situación pero siempre con un tono de comedia negra (con una banda sonora bastante ecléctica y ácida que contribuye a esta sensación) que hace que el conjunto no se sienta excesivamente insoportable ni pesado. De hecho, una vez pasada esa primera hora hay incluso más intriga por saber qué dirección tomarán los personajes y hasta qué punto puede complicarse la cosa, dejando al espectador con la intriga hasta el último minuto.
Debido a que Noa y Steven además de ser los dos personajes principales también son personajes cuanto menos complejos de desentrañar, el tener a unos actores capaces de captar esos matices y estar siempre acordes al tono indicado es determinante. Y si bien Sebastian Stan sabe sacarle todo el jugo a Steven dibujando la línea entre el sociópata y el chico encantador de a pie de calle, quien es la absoluta protagonista de la cinta es Daisy Edgar-Jones como Noa, una chica que podría ser el avatar de cualquier otra chica por su afán de independencia, de querer hacer las cosas bien, de rechazar esa idea del amor romántico pero al mismo tiempo no poder evitar buscarlo y por saber jugar a la perfección el juego tan peligroso en el que se ve envuelta con Steven, creando un personaje con multitud de aristas y resultando todas ellas fascinantes.
En resumen, es una película muy entretenida que dentro de su macabra revelación y de los enfoques pesimistas se las ingenia para mantener siempre un humor negro latente que le da ligereza al conjunto y hace que el espectador al final se quede con un buen sabor de boca.