Joy
Con los Oscar a la vuelta de la esquina me dispongo a criticar (pero tampoco con demasiado empeño, ya que Joy sólo opta a la categoría de Mejor actriz principal) esta película tan infravalorada por la crítica y… en general por demasiada gente.
Joy, como su título anuncia, es la historia de una chica sencilla y trabajadora cuya vida no va precisamente viento en popa; divorciada, con dos hijos, un trabajo agotador, una madre adicta a las telenovelas, una hermana llena de envidia y un padre más preocupado por encontrar otra mujer para llenar su vida que de cuidar o siquiera respetar a los que le rodean. Hasta que un día se decide a patentar un producto que, con el tiempo, la llevaría hasta la televisión y la convertiría en una de las caras más conocidas de las teletiendas.
Igual he contado demasiado del argumento, pero los que están en páginas de cine se limitan a decirnos quién era Joy (ya que se trata de un biopic) y poco más.
¿Qué tengo que decir de esta película? (aviso: antes de hablar de la propia película en sí, me gustaría tratar entre medias temas que creo que vienen muy a colación). No sé de dónde sale tanto odio desproporcionado. O tal vez sí. Me pregunto qué pasaría si el nombre de David O. Russell fuese sustituído por otro. Así la gente no le fustigaría por haber escogido por tercera vez a sus actores fetiche, Jennifer Lawrence y Bradley Cooper (quién, por cierto, no tiene una aparición más que de ¿15, 20 minutos? creo que me estoy hasta pasando). Porque ya nadie se acuerda Serena, dónde estos dos actores compartían cartel, ¿verdad? Este es uno de los puntos que me gustaría defender: nadie se cansó de que Hitchcock hiciese tres películas seguidas con Grace Kelly (siendo esta peor actriz que Lawrence; y tengo que puntualizar que, personalmente, a mí la Kelly me encanta). Por no mencionar a Tim Burton, claro. Y no hablo de la calidad del trabajo de estos hombres, sino de sus preferencias en su oficio. Ese trabajo del que todo el mundo parece ser un experto pero del que en realidad no saben más que lo que ven en los photocalls y galas de premios. Lo que quiero decir es que la mitad del público (no de la crítica) incluso antes de rodarse esta película, sólo por esto ya estaba odiándola. Me gustaría decirles a todas esas personas que la cartelera es extensa y hay una gran variedad para elegir (por no mencionar internet, ejem) para que anden odiando todo continuamente sin ningún tipo de criterio: porque no ver la película y juzgarla me parece absurdo. Y dicho esto, tengo que decir que, sin tratarse de un trabajo de dirección espectacular, no desmerece en absoluto. Brooklyn, sin tener nada especial (no tengo nada en contra esta película, pero su lugar en los Oscar me dejó un poco loca) está en la categoría de Mejor película. Así que no tengo nada más que decir.
El segundo pilar de esta película es, evidentemente, la antes adorada por todo el mundo, Jennifer Lawrence. Su trabajo en Joy es más que correcto (de hecho, y a riesgo de que me lapiden cientos de ‘cinéfilos’, me parece de lo mejorcito dentro de su categoría), en ningún momento ves a una cría, sino a una madre dispuesta a todo por salir adelante. Luchadora y con carácter. Bueno… pues a pesar de contar con una interpretación digna y de tener a una mujer fuerte (porque no, no se ven muchas películas de esta índole, y si no, mirad las nominadas a Mejor película: hombres, hombres, hombres)… el odio se cernió sobre ella (debo concretar de nuevo que el odio procede de “la gente” -con mirar páginas como Cinemanía o Fotogramas es suficiente- y no con la crítica). Disparates tales como que está sobreaactuada o que es demasiado joven para el papel (y perdón, pero no creo que con 25 seas “demasiado joven” para interpretar a alguien de treinta y pocos, como muchas mujeres achacan; que una cosa es que no haya papeles para mujeres de 40 y otra que se compare con esto) es lo que más ha sonado. Y sin embargo… nuevamente nominada al Oscars. Y no será la mejor interpretación del año, pero tampoco lo es la de Saoirse Ronan, ni tan siquiera la de Cate Blanchett, y ahí están. Por no mencionar el empecinamiento de meternos a Brie Larson como mejor actriz principal, cuando si has visto la película, sabes que el verdadero protagonista de esa cinta (Room; de los mejor de este año, por cierto) es el niño. Y Brie Larson estará todo lo magnífica que quiera, pero es secundaria y va a llevarse el Oscar a principal. Tampoco lo veo justo, pero son los Oscars, tampoco podemos pedirles demasiado.
El resto del reparto está más que correcto, empezando por Robert De Niro e Isabella Rossellini, a quiénes llegas a odiar profundamente (y eso sólo lo consigue un buen intérprete), pasando por Bradley Cooper (quién, de hecho, está muy bien para su breve aparición) y, especialmente, la madre, que interpreta Virginia Madsen (a quién no veía desde la serie Luz de luna, así que ha llovido…).
Los peros de Joy es que en contadas ocasiones pierde el ritmo. Acaba siendo lenta, esa lentitud la suelen casar con esos momentos bajos para el personaje de Joy, en la que el propio espectador también siente que languidece en su butaca… Y esto, sumado a sus 2h de duración, tampoco ayuda. Pero en general es disfrutable (si obviamos esto último, porque la película perfecta no es). Además, creo que hay un punto que juega mucho en su favor: es una comedia negra. Muchas personas no entendieron la nominación de Lawrence a Mejor actriz de comedia en los Globos de oro porque no supieron identificar el tipo de humor con el que jugaba esta película (y que, por cierto, salta a la vista). Y, personalmente, es algo que sí se agradece y ameniza la película (mención especial a la madre en esta “categoría”).
En resumen: una película sin pretensiones, dirigida con el estilo propio de O. Russell, con interpretaciones muy correctas pero con ciertos errores de montaje que hacen que el film a veces decaiga.
P.D: Perdón por exaltarme tanto en la defensa de ciertas cosas 😛