La Parada de los Monstruos
¡Gooble goble, uno de nosotros!
Cuando uno piensa en el cine de terror de los años 30, inmediatamente se vienen a la mente las cintas producidas por Universal. Drácula con Bela Lugosi o Frankenstein con Boris Karloff son los primeros títulos que recuerdan los inicios del género en esa época cuando el cine sonoro terminaba de consolidarse. Sin embargo, Freaks o La Parada de los Monstruos, película producida por MGM en 1932 es un título imprescindible y que ha logrado mantener un status de cinta de culto a lo largo de casi 9 décadas.
La cinta está dirigida por el brillante y poco recordado Tod Browning, quien también dirigió Drácula y que empezó su carrera durante la era muda del cine. Antes de dedicarse al séptimo arte, Browning había trabajado en el circo y La Parada de los Monstruos tiene como elemento principal el mundo circense. Sin embargo, en esta película el espectáculo es lo de menos, porque la atención esta concentrada en la comunidad formada detrás de bambalinas. Esta compañía tiene entre sus protagonistas a payasos, un hombre con mucha fuerza llamado Hércules, una acróbata llamada Cleopatra y otra llamada Venus y un grupo de “fenómenos” liderados por Hans, el enano que también es maestro de ceremonias.
Los fenómenos son fácilmente reconocibles por las evidentes deformidades que muestran sus cuerpos y Browning se toma el tiempo de presentarlos apropiadamente durante los primeros minutos de la cinta. El torso viviente, el hombre sin piernas, la dama barbuda, los hermanos con cabeza pequeña, las siamesas que están unidas desde nacimiento y demás personajes conforman esta familia que vive apartada de la sociedad y que ha creado un propio mundo alejado de quienes los ven con estupor.
La trama se complica cuando Cleopatra y Hércules buscan aprovecharse del pequeño Hans. “Si se meten con uno de nosotros, se meten con todos” señala uno de los enanos en una parte de la cinta. Es una señal de unidad y también una amenaza.
La mejor escena de la cinta es la celebración de la boda, en la que Cleopatra debe ser incorporada al grupo de los fenómenos con un ritual donde todos deben beber de la misma copa. La carga de misticismo del momento es brillante y Browning nos hace parte de esta ceremonia de unidad, para que luego sintamos el mismo rechazo que los fenómenos sienten con las palabras de Cleo. Esta sensación de pertenencia rompe los esquemas de las cintas de terror y sienta las bases de la venganza grupal, que hasta la fecha sigue siendo influyente en varias películas.
La Parada de los Monstruos es una cinta de apenas una hora de duración, pero es un concentrado de emociones y mini tramas que se van armando con sutileza y sensación de asombro. Es claro que estamos ante una cita que busca explotar las apariencias deformes de los fenómenos, pero Browning es extremadamente respetuoso en el proceso y consigue convencernos de que los verdaderos monstruos son los “humanos perfectos” y su ambición.
He visto Freaks varias veces y nunca deja de sorprenderme. El género del cine de terror le debe muchísimo a esta película, desde el diseño de los personajes hasta la construcción narrativa de una historia. “Gooble, goble, te aceptamos como uno de nosotros!” dice el canto de los fenómenos para incluirte en su clan y uno termina deseando ser parte de ese grupo donde está bien no ser lo que el mundo quiere. La Parada de los Monstruos es una cinta que el mundo no quería pero que tiene todos los elementos de una obra maestra.
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