La tragedia de Macbeth
Joel Coen regresa a la dirección, tras varios años de ausencia y lo hace con una obra de Shakespeare, The tragedy of Macbeth o La tragedia de Macbeth como se conoce en España.
¿Y de que trata? Un lord escocés es convencido por unas brujas de que se convertirá en el futuro rey de Escocia. Seguro que ya conoces la historia.
Cualquier cinta de los Coen es caramelo para crítica y fanáticos, aunque sean títulos abominables como Ave Cesar o La balada de Buster Scruggs. Desde el primer momento, sabiendo que A24 produce la película ya podemos esperar algo entre el terror y lo fantástico.
Rodada en blanco y negro, con la opresiva fotografía de Bruno Delbonnel, siendo este aspecto lo más relevante de la película, La tragedia de Macbeth es una obra de teatro, y solo eso.
Con sus acostumbrados diálogos clásicos, pues hablamos de Shakespeare, vamos a entrar un poco en contexto, pues Joel Coen ha filmado la que pudiera ser su cinta más colosal y seria. Esta sería la versión 29 de este personaje y el director se ha esmerado a que en todo momento sintamos que esta Bergman con el Séptimo sello en cada imagen.
Una película que logra ser más técnica que emotiva, cinematográfica y cinéfila, enigmática pero vacía. El estudio completa con este título la trilogía de cintas con una apabullante puesta en escena y nada a nivel emocional, lo mismo que ocurría en La bruja y el Faro.
En los roles principales Denzel Washington, sobreactuando a más no poder, una cuestionable elección de casting, en la parte femenina no podía ser otra que Frances McDormand, más creíble que su co-protagonista.
No sé hasta qué punto Joel Coen quería que esta película fuera exactamente lo que percibo, a mi juicio es una película más de un realizador consagrado.