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Home Filmblog Películas Una cita “casi” perfecta

Cuando Sheila (Kaley Cuoco) conoce a Gary (Pete Davidson) siente que lo suyo es amor a primera vista. De ese que solo vemos en el cine y no pensamos que nos pueda suceder. Pero le ocurre. Será cosa de magia, el karma, el destino. Al verlo apoyado en la barra de ese bar, su mundo deja de girar y la vida parece pesar un poco menos. La película empieza con una primera cita perfecta, “casi” perfecta. Al terminar y despedirse Sheila vuelve a sentir el peso insoportable del absurdo que es su vida. A su lado el mundo brillaba, con sus chistes llenaba de luz la oscuridad que la rodeaba. No es capaz de resignarse a un mañana sin sus tonterías.

Sumida en esas cavilaciones existenciales, llega a un salón de manicura donde la dueña que no la conoce de nada ni sabe qué le ocurre (agujero de guión, no la juzgues, es una peli romántica) la lleva hasta una cabina “mágica” que permite viajar en el tiempo. Decide probarlo porque ya total…y, de todos los lugares a los que una podría ir si tuviera la oportunidad de cambiar el pasado, elige volver a esa primera cita para conseguir lo que no pudo esa noche: que fuera totalmente perfecta.

Así comienza Meet cute (Una cita casi perfecta) una cinta dirigida por Alex Lehmann que parte de una premisa absurda para tratar de responder una cuestión universal: ¿acaso existe el amor verdadero? Y si existe ¿podrá salvarnos del abismo?

Nota: incluir una canción dramática para acompañar este paseo cinéfilo.

Buscamos que nos quieran tal y como somos pero sin mostrarnos del todo. Y por eso intentamos ser un poco menos locos, menos intensos, más divertidos y mucho más felices. Porque enamorarse es intentar rescatar tu mejor versión para que otra persona sepa lo mucho que vales. Aunque a veces a ti se te olvide recordártelo.

El camino de Sheila es cada vez más triste y oscuro. Sus viajes obsesivos al pasado no terminan de funcionar y, poco a poco, descubrimos que se ha enamorado de un ideal. De una persona perfecta, 100% compatible con ella que en realidad nunca ha llegado a existir.

Las películas románticas son mi bálsamo contra el estrés cotidiano porque reflejan escenarios en los que todo resulta posible. Por eso me enfadó mucho esta cinta. Dónde debería haber felicidad encontré frustración. En aquellas escenas que en cualquier comedia romántica serían adorables vi reflejado el dolor de la pérdida. El apego, la inseguridad y el temor a que llegue mañana. Así que la odié mucho y después la entendí.

Esa búsqueda absurda y banal que Sheila realiza cada noche, sentada en la barra del bar esperando que Gary aparezca con su camiseta de rayas y todo vuelva a empezar, no se diferencia de la que llevamos a cabo cuando decidimos retomar la búsqueda de alguien que nos devuelva las ganas de seguir vivos. El amor como un camino sin retorno a esa primera idea que nos forjamos de un desconocido. Deconstruir el ideal romántico y aceptar a la persona real que esconde la máscara.

El guión puede parecer simple, pero esconde verdades filosóficas muy profundas que sus protagonistas interpretan magistralmente. De la luz a la oscuridad recorriendo un camino de sombras difusas y bromas tontas que primero te harán reír y después irán desquiciándote. Como esas pequeñas manías que al principio resultan adorables y a fuerza de repetirse se vuelven insoportables.

Me parece una forma muy bella (a la vez que triste) de tratar el tema de la depresión. Y es que se enfoca en un aspecto que a veces olvidamos cuando hablamos de salud mental: cómo lo viven los que acompañan. Y al respecto, @occimorons ha sacado un libro justo sobre este tema, sobre acompañar(nos) en medio de la tormenta.

Porque lo más difícil de querer a alguien que no está bien es entender que no necesitas salvarle, simplemente, estar a su lado. Y eso, por muchas veces que trates de cambiar la historia, siempre será lo más difícil.

Te gustará si buscas una historia de “amor” diferente y con un toque muy dark y punk. No te va a gustar si esperas una comedia romántica, te aviso.

P.D. Sólo hay fotos de Pete Davidson porque me he enamorado de él, lo admito.

P.D.D. Puedes verla en Prime Video.

La nota de filmfilicos
Autor/a
(AKA )
Autobiografía: Zulay Montero estudió Periodismo por culpa de su libro favorito de pequeña: Sheila la Magnifica, en el que una niña creativa (y un poquito mentirosa) montaba un periódico durante un campamento de verano. Con el tiempo, la realidad de los medios de comunicación fue rompiendo sus sueños hasta hacerla caer en el lado oscuro de la publicidad. Ahora está de vuelta, retomando su pasión y dejando salir su auténtica voz: irónica, cruel y satírica, esa que se escondía tras la máscara de pretendida cordura que construyó para encajar. También es fan de cantar mal por la calle, estudiar filosofía para que su vida sea aún más absurda y trabajar en marketing mientras monta una ONG de comunicación solidaria. Pura contradicción e hipocresía. Frase: "Tonterías. Solo lo dices porque nadie lo ha hecho nunca" - La princesa prometida
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