Mi gran boda griega
Hoy se estrena la secuela de una película que, sin ser artísticamente destacable, consiguió meterse al público en el bolsillo en 2002. Desde entonces, los seguidores de Mi gran boda griega (que son muchos) han estado esperando este día para ver la continuación de esta comedia romántica. Pero antes de que vayáis al cine a ver esta segunda parte, vamos a recordar de qué trata la película.
Mi gran boda griega es la historia de los Portokalos, una familia de emigrantes griegos en Chicago. Toula (Nia Vardalos) es la hija menor y sigue soltera a sus treinta años, lo cual preocupa a sus padres que creen que no se va a casar nunca con un buen griego. Es entonces cuando Toula se enamora de Ian Miller (John Corbett), provocando la decepción de su familia porque el elegido no es griego. Pronto los Portokalos se dan cuenta de que no hay nada que pueda detener el amor entre Ian y Toula y, enseguida, llega su compromiso de boda. Es, entonces, cuando comienza la preparación de la gran boda al estilo griego en la que no faltan el ouzo, los bailes y, sobre todo, la comida.
La historia es bastante simplona y típica, sin aportar mucha novedad a este género cinematográfico. Es una comedia romántica sin altibajos, centrada en mostrar el choque cultural, basándose en estereotipos sobre los griegos. La película hace una caricatura amable del carácter y forma de ser de los griegos, destacando su patriotismo, su orgullo por su cultura e historia y su cercana relación familiar.
La secuela que se estrena hoy (Mi gran boda griega 2) retoma la historia quince años después de donde acabó la primera parte. Paris, la hija de Toula e Ian, tiene sentimientos parecidos a los que tenía su madre y siente la presión y el agobio por su sobreprotectora familia. Por su parte, Gus y Maria, los patriarcas del clan Portokalos, descubren que no están oficialmente casados por un fallo del cura al firmar los documentos. Así que toda la familia se pone en marcha para organizar una nueva gran boda griega para ellos.