Richard Jewell
A los que leísteis mi reseña de Mula, imaginaréis las razones por las que tenía que escribir sobre esta película. A los que no, os lo resumo en pocas palabras: en mi casa, Clint Eastwood tiene estatus divino. Así que ir a ver Richard Jewell en pantalla grande era de recibo, aunque en principio la historia no me llamaba demasiado. Sin embargo, el abuelo Clint ha vuelto a sorprenderme con su fuerza y maestría como director.
Richard Jewell (Clint Eastwood, 2019) está basada en hechos reales. Durante los juegos olímpicos de Atlanta, en 1996, se produjo un atentado con bomba durante un concierto. Richard Jewell era el guardia de seguridad que la descubrió, participando activamente en el desalojo del lugar. Sin embargo, pasó de ser un héroe nacional a encabezar la lista del FBI en un extraño giro que nos recuerda que la vida real puede ser más rocambolesca que cualquier guión de Hollywood.
Obviamente, cualquiera que bucee un poco por la red encontrará información a espuertas sobre los sucesos que rodearon este atentado, y para muchos estadounidenses el recuerdo de la tragedia aún sigue muy vivo. Eastwood cuenta con ello y no se pierde en el exceso de datos. Proporciona los justos para que los que no conocen la historia sean capaces de seguir la trama, y se centra en lo realmente importante: las personas que la protagonizaron. Incluso el hecho de usar un título como Richard Jewell, y no algo como “Atlanta 96” es toda una declaración de intenciones por parte del director.
Y es que el punto fuerte de este filme no es su guión ni su apartado técnico, sino su dirección y sobre todo, su elenco, que Eastwood comienza a pulir desde el primer minuto y que al fundirse a negro nos ha deslumbrado con su brillo. Merecidísima nominación de Kathy Bates a Mejor Actriz de Reparto como la madre de Richard Jewell (tod@s hablan de su discurso como el momento álgido de su actuación, y sin embargo a mí consiguió emocionarme ya en una escena en la que ni siquiera se la ve, parapetada tras una puerta). Bates es una veterana que como siempre lo da todo en cada plano, y proyecta una señora Jewell tierna y fuerte al mismo tiempo, pero sobre todo real, alguien con quien cualquier madre podría identificarse fácilmente, sin golpes en el pecho ni grandes aspavientos.
Sam Rockwell hubiera merecido también nominación a Mejor Actor de Reparto, en mi humilde opinión, y es que este hombre borda lo que le eches. Eastwood lo exprime a la vez que lo sujeta de forma que su actuación se acerca al histrionismo pero nunca cae en él. Es cierto que Rockwell clava estos personajes cínicos que esconden buen corazón, y aquí no podía ser menos. Su lenguaje corporal, su media sonrisa, sus miradas… contrastan con sus palabras y nos descubren a un abogado desengañado por el sistema, que encuentra en Jewell su última oportunidad para pelear por lo que él considera justo.
Pero si de Bates y Rockwell es normal que esperemos la brillantez de su actuación, quien realmente nos sorprende y nos conquista, el verdadero diamante en bruto que Eastwood ha redescubierto y pulido hasta convertirlo en la “joya” de esta película es Paul Walter Hauser, que borda el papel de ese guardia de seguridad con el que es imposible que empaticemos (sus valores y moral están en las antípodas de lo que hoy consideramos políticamente correcto), pero con el que terminamos encariñándonos inevitablemente por su autenticidad. Eastwood nos lo presenta con todos sus defectos y virtudes, como alguien que también terminó convirtiéndose en una víctima de ese atentado.
Olivia Wilde y John Hamm completan el reparto, ella como una periodista obsesionada con ser primera plana, y él como un agente del FBI de dudosos métodos. Ambos cumplen con creces sus roles, quizá Wilde brillando por encima de Hamm en un papel difícil y polémico que creo que Eastwood ha sabido rematar acertadamente.
Richard Jewell es un filme que va de menos a más, ya que Eastwood se toma su tiempo para presentar a sus protagonistas. Pero una vez que la acción comienza, la narración toma pulso a la par que la intensidad dramática, con momentos que te harán revolverte incómodo y lleno de impotencia en la butaca. Sin duda, el divino abuelo Eastwood nos ha vuelto a dar una lección de que si bien Mula fue su despedida como actor, está lejos su intención de hacer mutis por el foro como director. A veces creo que este hombre piensa echar el telón detrás de una cámara… y no se me ocurre mejor forma para quien es sin duda una de las pocas leyendas vivas de Hollywood y de la historia del cine.