Los dos Papas
Una de las películas que me ha tocado comentar para estos Oscar 2020 es “Los dos Papas”, aún no sé muy bien por qué… El caso es que está nominada a dos estatuillas: Mejor guion adaptado, mejor actor principal (Jonathan Pryce) y mejor actor secundario (Anthony Hopkins).
¿De qué va? Bueno, supongo que podría decir que “Los dos papas” trata de dos señor mayores que, sentados en sitios, hablan de sus cosas, cosas de curas e iglesia en este caso (mejor no entremos en los chistes fáciles porque haríamos esto demasiado largo, como le dijo el monaguillo al cura) pero eso, sus movidas de la cabeza. Pensaba dejar aquí la crítica, total ahora con el coronavirus quizá no lleguemos siquiera a ver la gala, pero va, ya que me he comido las dos horas que dura pues voy a escribir cosas.
El primer tercio me ha costado, por espeso, por ladrillo, porque no empatizo con la historia y apenas me importa lo que me están contando, pero entiendo que es necesario para poner en contexto y comprender mejor lo que sigue. Sí hay que destacar, y mucho, la parte visual, el mimo que se ha puesto en cada plano habiendo muchos en detalle, para hacernos participes del complejo mundo de tradiciones que componen cada acto eclesiástico, y más si es la elección de un Papa. Es por lo único que no me he dormido durante ese tramo.
Lo más destacable no llega hasta, aproximadamente, la mitad del segundo acto, cuando Jorge Bergoglio cuenta lo que vivió durante la dictadura argentina a mediados de los 70. Con una mezcla de ficción e imágenes reales consigue engancha al espectador, porque por fin hay tensión, drama, conflicto… Se me ha hecho corto.
En cuanto al resto… vale, como digo son dos señores con sus cosas, pero a veces esas cosas resultan interesantes, me explico: Sobre el papel, Benedicto XVI (en mi casa siempre le hemos llamado Robledillo 16) y Francisco son antagonistas. Uno defiende la iglesia más conservadora y el otro aboga por un cambio de dirección más acorde a los tiempos que corren. Además, las cosas como son, queda muy bien que Ratzinger de por sí tenga pinta de villano y Jorge sea todo lo contrario, un tipo con pinta de bonachón ¿a que no imagináis un intercambio de roles? Pues eso.
Al final, creo que lo más importante que ofrece este film es comprender que si dos personas así, tan distanciadas ideológicamente, se acaban entendiendo e incluso cayendo bien, hostia ¿por qué no podemos hacer todos lo mismo? Quedaos con eso y ya la peli la veis si tal…