The Sacrament

Aunque no lo parezca, el formato falso documental lleva varias décadas presente en el género de terror. Al fin y al cabo, se trata de películas muy baratas de producir y que generalmente suelen ser muy rentables. Lo que queda más como tema de discusión es la calidad de estas, ya se pueden contar con los dedos de una mano las cintas con este formato que sean muy buenas. Pero de vez en cuando surge propuestas interesantes como la que vengo a comentar a continuación: The Sacrament.

Dos periodistas y un cámara viajan hasta una recóndita comunidad religiosa guiados por la carta de la hermana de uno de ellos. A primera impresión, la comunidad guarda más similitudes con una comuna hippie, pero no tardarán en descubrir que la situación no es tan idílica como parece.

Normalmente las películas que emplean la cámara de falso documental usan este modo durante todo el metraje, en ocasiones dando lugar a situaciones un tanto inverosímiles y donde lo que priman son los sustos fáciles. En esta ocasión, es un punto a favor que no todas las escenas estén rodadas bajo el prisma del metraje encontrado, tan solo las ocasiones en las que el punto de vista de los periodistas que funcionan como el ojo del espectador al entrar en la comunidad e ir descubriendo el meollo de la cuestión poco a poco. Mientras que en las escenas donde se hace más hincapié en la figura del líder se prescinde de este formato, pues en estos momentos son tal vez en los que se los periodistas no son tan importantes, aunque sean breves.

Volviendo al tema sustos, me atrevo a decir que es uno de sus puntos fuertes. No hay nada sobrenatural ni maldito de por medio, solo las palabras de un individuo y como la fe que le profesan sus fieles llega hasta puntos enfermizos. Desde el instante en el que se pone un pie en la aldea, se cierne sobre The Sacrament una atmósfera muy malsana, algo que a medida que van pasando los minutos se vuelve casi palpable en una profunda inmersión a este corazón de las tinieblas. Y es terrorífico de ver como un grupo de personas muy diferentes entre ellas se creen todas las palabras que salen por la boca del líder la comunidad, como acatan sus ordenes y como están privados de cualquier pensamiento propio, y en el caso de que tengan voz propia, son silenciadas.

Considero otro acierto el intentar diferenciar a las personas que forman parte de la secta, es algo que con unas breves pinceladas aporta cierta humanidad a los personajes y rompe un poco con el estereotipo de cierto perfil que se adentra en una secta por voluntad propia. También se intenta diferenciar a los periodistas y al cámara, de hecho, a dos de ellos se les presentan sus propios conflictos personales, pero ante todo su principal función es de actuar como ojo del espectador.

Si bien es cierto que se pueden ver varios tipos de seguidores de este culto, hay dos que destacan por encima del resto. Caroline, la hermana de Patrick (uno de los periodistas) y emisora de la carta es el perfecto reflejo de como los fanatismos pueden llevarse al extremo, y Amy Seimetz la interpreta como una persona ciertamente ida y absorbida por unas ideas. Y como no podía ser de otra manera, hay que hablar de Gene Jones, quien se autodenomina en la película como “el Padre”. Al principio se le conoce como una persona amable, que levanta pasiones incluso veneración, parece un hombre que sabe expresarse bien y tiene unas ideas legítimas.  Pero esa solo es su faceta de charlatán, como todo buen líder carismático, hay que embaucar para atraer a las victimas y una vez en la red, que no haya escapatoria. No es casualidad que la comunidad formada lleve el nombre de la Parroquia del Edén, donde se ve con más claridad esa dualidad.

Respecto a los rasgos menos positivos de The Sacrament, el ritmo es muy irregular. Es normal que el asunto tarde en saltar por los aires, pero creo que es excesivamente pausado sin mucha justificación y puede poner a prueba la paciencia de más de uno. Eso y que hay demasiados clímax. Sí, en esos últimos momentos se producen los hechos de mayor impacto en todos los sentidos, aunque me fue inevitable pensar que podrían haberse resuelto de otra manera.

Se puede hallar cierto parecido con Holocausto caníbal sin todas las vísceras que acompañan a esta, pero lo que sí es cierto que una vez finalizada queda cierta sensación desagradable en el cuerpo. Para finalizar, he de comentar que la historia en la que se basa el filme toma inspiración de un hecho real. Como suele decirse, a veces la realidad supera a la ficción.