Tiempo de melodía
Hoy vuelvo de la mano de Walt Disney, hablando de la décima película en el cánon de largometrajes animados de The Walt Disney Company y en la lista de Los Clásicos de Walt Disney: Tiempo de melodía, una hermosa película de 1948, dirigida por Clyde Geronimi, Wilfred Jackson, Jack Kinney y Hamilton Luske, y que fue, por desgracia, otro fracaso comercial de la compañía.
Considerada también “película-paquete”, como Música maestro, Saludos amigos o Los tres caballeros, Tiempo de melodía está formada por 7 segmentos que nos explican historias separadas, pero narradas por la misma persona y, además, con rimas: Juventud enamorada, El abejorro, La leyenda de Juanito Manzanas, Aventura en alta mar, Árboles, Échale la culpa a la samba y Roy Rogers y la historia de Pecos Bill.
Si hay algo que hay que resaltar de este film, además del trabajo de la animación y que Disney nos vuelve a deleitar con alguna escena donde mezcla acción real y animación, aunque el film es mayoritariamente de animación, es el alto nivel educativo y cultural que tiene la película, pues cada uno de sus segmentos forma parte de la Historia y del Arte.
Juventud enamorada es un hermoso cuento de dos enamorados que son acompañados por una parejita de conejitos a patinar sobre hielo. La canción que nos explica el cuento está cantada por la cantante americana Julia Frances Langford
El abejorro es la escena más surrealista del film, muy parecida a otros segmentos vistos en Fantasía, y es que la melodía que nos acompaña aquí, El vuelo del moscardón del ruso Rimsky-Korsakov, ya iba a ser añadida en la maravillosa película de 1940.
La leyenda de Juanito Manzanas es un cuento que puede parecer algo ñoño al principio, pero es la primera escena del film donde los personajes mantienen diálogos entre ellos (ayudados igualmente por la voz narradora que aparece en todo el film. Aquí se nos cuenta la historia de Johnny Appleseed (traducido como Juanito Manzanas), un joven nacido en Massachusetts cuya pasión fue sembrar semillas de manzanas para recoger después el fruto, y que logró cultivar al principio más de 450.000 hectáreas de sus huertos, y cultivó por amor al prójimo cientos de millas cuadradas a otras personas que lo necesitaban. Un hermoso cuento de amor y cuidado a los demás, cuyo final es lo mejor.
Aventura en alta mar es la divertida, y casi trágica a la vez, de un pequeño barco que siempre se mete en líos por ser tan inquieto. Este entrañable personaje puede recordarnos a Pedro, el avioncito, uno de los segmentos de Saludos amigos. La historia es cantada por The Andrews Sisters, que ya habían trabajado para Walt Disney en Música maestro.
Árboles es un homenaje al poema del mismo nombre del escrito estadounidense Joyce Kilmer, publicado en 1913. Sin ser surrealista, esta escena está más cerca de El abejorro que de cualquier historia de este film.
Échale la culpa a la samba es el único segmento que cuenta con escenas que mezclan animación y acción real, y como Los tres caballeros, está protagonizado por el Pato Donald, José Carioca y Aracuano, que vuelven a encantarnos a partir de la samba.
Roy Rogers y la historia de Pecos Bill, constituida con escenas de acción real y de animación (pero sin ser ambas técnicas usadas en el mismo plano ni secuencia) nos cuenta la historia del legendario Pecos Bill, el mejor vaquero del Oeste. Una trágica, heroica, amistosa y romántica historia muy digna de ver con una banda sonora preciosa y un concepto… extraño de la amistad. Además, descubriremos de una forma muy mágica porqué los coyotes aúllan cuando sale la luna.
La película, como la mayoría de films de Walt Disney, contiene hermosas imágenes como la del beso de los enamorados de la primera historia (no voy a entrar en detalles, hay que verla) o la escena final de los manzaneros de Juanito Manzanas, pero también hay escenas terroríficas, sobre todo en Aventura en alta mar que pueden transportarnos, sin ninguna duda, a la huida por el bosque de Blancanieves.
Pese al fracaso a la que fue llevada y a su olvido, creo que esta es otra de las películas Disney que tendrían que volver a verse a día de hoy.