Ven con papá
¿Quién no recuerda a Frodo Bolsón, aquel pequeño Hobbit que vive toda una aventura a causa de un anillo? Este personaje pasó a la memoria de la cinematografía gracias a la interpretación de Elijah Wood quien tras el pasar de los años no ha cambiado mucho físicamente pero sí ha hecho lo posible por ir dejando atrás la tierra media y sus aventuras llenas de fantasía.
Si hay alguna razón de peso para seguirle los pasos de cerca al actor norteamericano es su incursión en el genero del terror que ha tomado un rumbo constante desde la fundación de su propia productora de cine “Spectrevision” junto a los directores Daniel Noah y Josh C. Waller que, pese a tener aún un número pequeño de cintas en su colección, ya llaman la atención títulos como Mandy, Color Out of Space o Daniel Isn’t Real.
Pero Elijah Wood no solo se ha introducido en el género desde la producción, pues al mismo tiempo ha mantenido vigente su carrera como actor participando en filmes como Maniac o Ven con papá, de la que les hablaré en esta ocasión.
Norval (Wood), es un treintañero que tras recibir una carta de su padre a quien no ha visto desde que era niño, decide viajar a una vieja cabaña junto al mar alejada de la civilización para reencontrarse con su progenitor. Tras estar en tratamiento para superar su alcoholismo y traumas emocionales, Norval se ve repentinamente envuelto en una venganza sangrienta que se encarga de reconstruir sus lazos fraternales, ¿o no?
Más que un terror puro y espeluznante, la película está más dirigida a la Serie B, al gore y al humor negro pero absurdo. Con un guion lineal que evita meterse en demasiados problemas consigue cumplir su objetivo y volverse una historia entretenida, al menos para los fanáticos del género.
La trama de Ven con papá da varios giros que la dotan de un buen ritmo que se acompaña de una atrayente dinámica entre sus protagonistas Elijah Wood y Stephen McHattie, cayendo en más de una ocasión en situaciones absurdas e hilarantes que por extraño que pueda parecer, funcionan y cumplen el objetivo de conducir a la audiencia a los momentos más misteriosos, sangrientos y hasta asquerosos.
A esta receta de Serie B no le falta nada; destaca que es una producción de una calidad bastante aceptable, con un argumento sólido y coherente. Aún así, al final deja una extraña sensación de que podría haber sido mejor, aunque no se tenga totalmente claro el cómo.
Elijah Wood es aún una joven promesa que está dando buenas señales para conseguirse un lugar en la historia del cine, por lo menos en el de Serie B, por está razón resulta interesante seguirle la pista con la expectativa de que en algún momento nos sorprenda con una película digna de ser recordada.