Agente Stone
El director Tom Harper (The Aeronauts, Guerra y paz, La mujer de negro: El ángel de la muerte) se pasa al género de acción en la plataforma roja con Agente Stone (Heart of Stone).
Rachel Stone es una espía: la única mujer que puede evitar que su poderosa organización internacional para la paz pierda su posesión más valiosa (y peligrosa).
Me atrevo asegurar que el 90 % de las cintas de este género en Netflix son escritas por una IA (Inteligencia Artificial), todas son exactamente idénticas. Copiando elementos de Misión Imposible, Bourne y James Bond, ninguna merece la pena.
Su duración es exagerada, ¿quien necesita 2 horas de nulo entretenimiento? La cinta inicia con unas escenas terribles que te preparan para algo que indiscutiblemente será desafortunado. Empoderamiento femenino en todo su esplendor, como ocurría en The mother la última de JLo con una actriz de protagonista.
Agente Stone no tiene una página de su guion lógica, ni las secuencias de acción, ni el giro que es bastante evidente, todo en la película se adivina y todo cansa.
Cuando se habla de cine ruidoso, no es que el audio este elevado, no es que el sonido de la película sea estruendoso, simplemente que el producto que estas mirando en conjunto tiene tan escasa calidad que se percibe de esta manera, Netflix tiene mucha experiencia en ello.
Gal Gadot vuelve a ser contratada luego de Alerta roja para hacer exactamente lo mismo, una Wonder Woman espía, decididamente ha quedado para el cine comercial y para deleitar al público masculino, para que no da para más. De secundarios Jamie Dornan y Matthias Schweighöfer, también del mismo club de Gal Gadot.
Está claro que el verano es para el sol, playa y cine de entretenimiento, pero Agente Stone es una tortura, más que un entretenimiento.