Better Days
De manera similar a lo que ha ocurrido con la categoría reina en los Oscars este año, tal y como llevo haciéndome eco desde hace unas semanas, lo mismo sucede en la categoría de mejor película internacional. En la mayoría de los casos la calidad no está reñida con la variedad, por lo que el espectador sale victorioso de la situación. Y la cinta de hoy ha sido una sorpresa muy grata a la hora de abordarla: Better Days.
Durante la época de los exámenes para acceder a la universidad, todo el país se paraliza y los estudiantes centran sus últimos esfuerzos por obtener el futuro más brillante. Chen Nian no es la excepción a esta regla, y menos siendo una alumna muy notable. Pero el suicidio de una compañera por culpa del bullying y el encuentro con un delincuente de poca monta harán que su mundo se ponga patas arriba.
Una de las características más aplaudidas del cine que llega desde Corea del Sur es la facilidad con la que la trama se va desenvolviendo por diferentes géneros y como acaba siendo un excelente menjunje con absoluta naturalidad. Y Better Days tiene su origen en China, concretamente en Hong Kong, pero esta característica la comparte con su país vecino y la replica a la perfección. Es magnífica la tarea que realiza empezando como un relato sobre las consecuencias más extremas del acoso escolar junto con un pequeño comentario del nivel de estrés al que se someten los estudiantes con la intención de obtener las mejores calificaciones, para posteriormente desarrollar una trama romántica más enfocada al público juvenil que alumbra un pequeño rayo de esperanza y simultáneamente plantar las semillas para una subtrama policial digna del mejor thriller.
Pese a todos los géneros que toca, el filme nunca pierde de vista su eje principal, que no es otro que el acoso escolar y todos los problemas que derivan de este asunto tan grave: La culpabilización de la víctima, la frialdad de los compañeros ante el suceso, las diferencias a la hora de abordar el problema si el matón o la matona en cuestión procede de una familia adinerada, el como la víctima puede sentirse desprotegida e indefensa ante la nula atención que le prestan los adultos o lo poco qué importa el hogar del que uno venga, el aspecto físico o las capacidades intelectuales, que siempre habrá una estúpida razón para que un matón encuentre un nuevo saco de boxeo. Al final ante esa situación de desamparo es lógico que los personajes de Chen Nian y Liu Beishan acaban encontrándose y protegiéndose, pues aunque vengan de mundos muy diferentes al final son más parecidos de lo que se imaginan hasta el punto de que solo se tienen a sí mismos y al otro para intentar sobrevivir, una lectura similar a la que ofrecía Déjame entrar solo que sin el componente sobrenatural.
Además de lo bien que entrelaza todas las tramas y géneros y del buen tratamiento del bullying sin ningún tapujo, es de admirar que a pesar de su duración en raras ocasiones la película se siente pesada o alargada de más. Cierto, hay ocasiones en las que al cambiar de género y en las que la trama deriva a otro lugar inesperado que puede resultar extraño y el ritmo puede ralentizarse un poco. Sin embargo, no tarda en solucionar ese pequeño defecto y volver a encauzarlo todo por el buen camino. Este mérito no es solo obra de lo bien hilado que está el guion, capaz de dejar al espectador pegado a su silla hasta los minutos finales, sino también del excelente y dinámico montaje capaz de sumergir al publico en el estrés estudiantil, en el maltrato por parte de los matones a sus víctimas o en las escenas más tensas que derivan de la trama policial.
Una historia de este calibre que toca tantos puntos sería insostenible de no ser por sus personajes. Y lo cierto es que a lo largo de su metraje posee un amplio abanico de personajes cada uno con sus diferentes capas, aunque los principales como no podían ser de otra manera son Chen Nian y Liu Beishan, interpretados por Dongyu Zhou y Jackson Yee respectivamente. La conexión que demuestran ambos es apabullante y resulta fascinante ver como se van desenvolviendo en su entorno hasta que ambos toman las riendas de su vida. Hay que destacar también el papel de la acosadora principal de la cinta Wei Lai, interpretado por Ye Zhou, pues lo encarna con una frialdad y un odio que resultan pasmosos.
En definitiva, se trata de una cinta muy entretenida y muy bien resuelta que puede llegar a un público masivo con cierta facilidad pese al problema tan duro que aborda.