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Dexter: New Blood

Dexter fue una de esas series que empezaron el boom seriéfilo en los millenials allá por 2006 y que nos mantuvo en vilo durante ocho temporadas. Gran exponente de la época dorada de las series, de los buenos maratones, y una de esas series que envejecen bien y que se consolidan como referente.

El personaje de Michael C. Hall ya es parte de nuestra cultura pop, aunque el actor comparte otro gran personaje (muy diferente) al que queremos muy mucho… Sí, estoy hablando de David Fisher, ese gay reprimido e hijo mediano de los Fisher, la familia que regentaba nuestra funeraria favorita en A dos metros bajo tierra… Aun así, Dexter es el personaje que le hizo mundialmente conocido y supongo que le habrá gustado poder darle otro final en esta nueva historia que ocurre ocho años después de aquel final que gustó a muy pocos.

Si comparamos las notas de la serie original y esta secuela en Filmaffinity ya nos da una idea de la aceptación y difusión de ambas series. Un 7,9 para la original y un 6,8 para la secuela, pero con una enorme diferencia de votos que se puede explicar también entre la novedad y su poca difusión: actualmente solo se puede ver en Movistar+. Ambas notas son bastante notables teniendo en cuenta la exigencia de los usuarios de esta plataforma, y en mi opinión refleja bastante bien lo que se merecen. La serie original tiene temporadas sobresalientes y otras no tanto, y esto hace media. En el caso de la secuela es una nota individual bastante meritoria.

Dexter: mini repaso a su dinámica 

Dexter funcionaba con la fórmula de villano por temporada, gran antagonista al que su “Oscuro pasajero” debía dar caza antes que la policía de Miami y su hermana. Todo esto engalanado con el trasfondo de su tapadera social que conseguía mediante el seguimiento exhaustivo del código de Harrison. Un código que su padre le enseña para que pueda saciar las ganas de matar de una forma “constructiva” para la sociedad, solo matando a quien realmente lo merezca, pero cuyo máxima es “que no te pillen”. Mi yo adolescente siempre decía: no me importaría tener a Dexter de vecino… y lo mantengo.

Con todo esto, Dexter se forma una vida bastante normal para todos los que no son el espectador, donde incluso acaba teniendo un hijo biológico con uno de sus intereses amorosos más queridos por la audiencia, Rita. La relación de nuestro asesino favorito con su hijo es lo que le humaniza, y la esperanza que todos teníamos de que pudiese “curarse” de su adicción. Y justo este ingrediente es lo que utilizan los creadores de la secuela para dar forma a la nueva historia.

A partir de aquí hay algún spoiler inevitable.
Sangre nueva

El título ya nos da pistas. Dexter lleva una vida tranquila en una cabaña en un gélido y recóndito pueblo, tal y como nos dejaron entrever en el final de la serie original. Se agradece que en los primeros episodios nos hagan una introducción de cómo es y cómo ha sido su vida durante el tiempo transcurrido, nos sitúan en el lugar y nos presentan a sus personajes secundarios. Como nos mostraban en la mítica cabecera de la serie original, Dex se ha vuelto a crear una rutina, aunque en este caso con menos sangre.

Dex lleva unos años de sequía, manteniendo a raya su instinto asesino que enterró tras lo sucedido a su hermana, algo que lleva en su conciencia hasta el punto de haber cambiado a Harrison por Deb en sus peculiares visiones. La culpa tras lo sucedido en lo que vimos en la temporada final le ha mantenido concentrado en no sacar su lado oscuro, y aunque su retiro a un pueblo tranquilo y con pocos habitantes tenía la finalidad de no encontrar asesinos que cupieran en su código, acaba encontrándose una piedra en el camino que desencadenará todo el cotarro.

Tras su desliz entra en juego el ingrediente más importante: el retorno del retoño. Harrison se presenta en su puerta y sabe que el que dice ser Jim es Dexter, su padre. En un principio nuestro protagonista lo niega con la intención de no joder más a su hijo, que es por lo que abandandonó en primera instancia, pero al poco se da cuenta de que se ha quedado solo y no tiene a nadie: no puede hacerle eso.

La evolución de la relación padre e hijo

Seguir la evolución de la relación del palo y la astilla es muy adictivo. Harrison ya dejaba entrever alguna tendencia siniestra de muy pequeño, y con este juego entre la inocencia y la oscuridad nos van mostrando la personalidad del adolescente. Dexter investiga a su hijo como a un posible psicopata más. Mientras, intenta conocerle y entender en quién se ha convertido sin él. Y como no podía faltar, también tiene sus conversaciones con gente muerta que le dice que todo es culpa suya y que haga lo contrario a lo que quiere hacer.

Harrison es un adolescente y las historias de este tipo salsean las tramas y lo sabes. Ser el chico nuevo misterioso le dota de popularidad instantánea, que junto con ser bueno en deportes y ser mono… pues encajar es fácil. Al poco tiempo se labra fama en el pueblo por salvar al instituto de un posible tiroteo de un chico al que le hacían bullying. Todos le adoran menos su padre, que sospecha de él. A partir de aquí será todo un perro y gato entre padre e hijo con la intromisión del antagonista principal de la trama y la policía del lugar.

La némesis de Dexter en esta entrega no es el mejor malo que hemos visto, pero está bien construido y dota a la historia de un trío paternofilial muy interesante. El desliz de Dexter que da inicio a esta historia fue el hijo del héroe local, un hombre en principio muy majo que de repente dice que su hijo ha aparecido y que se suspenda su búsqueda, cosa que Dexter sabe que es mentira. El quid de la cuestión empieza con Harrison haciendo vínculos con el señoro, Kurt, mientras Dex y él solo construyen muros que les alejan más y más.

La dinámica de siempre vuelve a la acción y nos encontramos con varias tramas cruzadas que convergen en la búsqueda del asesino (o asesinos). Para que todo tenga más miga, Dexter sale con la sheriff del pueblo; gran mujer y mejor policía. Entre sospechas, sentimientos, decisiones y dilemas morales anda el juego.

He disfrutado mucho la serie, me ha encantado revisitar a Dexter, esta vez más viejo y atormentado. Reencontrarse con antiguos personajes y conocer un poco de lo que fue de ellos es un regalito para los fans. Y no quiero desvelar el final, pero creo que nos han dado un cierre mucho más digno del que nos dieron años atrás. Han repuntado un personaje redondo y han dejado una sutil esperanza para un posible spin-off con cambio generacional. Aunque en el fondo prefiero que esto no suceda.

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