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El teléfono - Reseña de la película

Entre finales de los 90 y principios de los 2000 hubo una pequeña explosión de filmes que en perfecta consonancia con la época, llevaban al extremo los peligros de la tecnología. Este fue un fenómeno que dejó varios títulos procedentes de Asia y en más de una ocasión fueron adaptados con cierto éxito a Estados Unidos. Y si bien en la actualidad de vez en cuando sigue llegando alguna película cuanto menos interesante sobre la inagotable fuente de terror que pueden ser los aparatos del día a día, recientes casos como el de Black Phone demuestran que no necesariamente el aparato en cuestión debe ser moderno para generar un dignísimo thriller que mantenga al espectador pegado al asiento. Hoy os hablaré de El teléfono.

Basada originalmente en la película The Caller, la historia sigue a Seo-yeon, una joven que va a hacerle una visita a su madre quien vive en una zona rural. Seo-yeon tiene la mala suerte de haber perdido su teléfono móvil. Sus plegarias son escuchadas cuando en su antiguo hogar encuentra un viejo teléfono inalámbrico. Pero el asunto se complica cuando recibe una misteriosa llamada de una joven que asegura que su madre la está torturando. Pronto Seo-yeon averiguará que esa llamada procede de su misma casa, solo que de una época distinta y que guarda una conexión con ella más profunda de lo que ella misma podría haber pensado.

Al no estar familiarizada con la cinta estadounidense en la que se basa, no puedo establecer un análisis comparativo más allá de concluir que la premisa sea la misma. Y es un punto de partida que no pierde ni un segundo en entrar de lleno en la película, de forma que tanto Seo-yeon como los espectadores quieren saber más sobre esa llamada. Como suele ser habitual en las producciones surcoreanas, cada descubrimiento significa un abanico de posibilidades a nivel narrativo, por lo que con absoluta normalidad empieza al baile de géneros sin despeinarse: la situación familiar de Seo-yeon que es más próxima al drama, la idea de la comunicación a través del teléfono propia de la ciencia ficción o la fantasía, esa pequeña investigación para averiguar qué secretos encierra la casa característicos del thriller o la conexión inicial que se establece entre la protagonista y Young-sook, la chica al otro lado de la línea, con mimbres de comedia adolescente. Lee Chung-hyun como guionista y director sabe guiar al público por una ligera montaña rusa donde las piezas se van revelando poco a poco hasta dar el golpe de gracia y que la película abrace por completo su objetivo de thriller muy turbio con elementos fantásticos y de terror.

Y es que si los géneros van fluyendo con tanta facilidad manteniendo la capacidad para sorprender, con los personajes ocurre lo mismo. El hecho de establecer una conexión entre el pasado y el presente en un primer momento puede ser beneficioso para ambas, ya que se pueden ayudar entre ellas y más cuando se van desvelando los problemas o los traumas que cada una lleva a sus espaldas. Cada una puede ayudar en el porvenir de la otra de forma positiva, pero como bien ha enseñado todo el bagaje cultural de paradojas temporales, el más mínimo cambio en la línea temporal supone unas consecuencias inimaginables, por mucho que un principio las intenciones sean nobles. Esas consecuencias acaban definiendo el carácter de las personas y tanto Seo-yeon como Young-sook son la prueba viviente de ello, por lo que a lo largo del metraje terminan por transformarse en personajes muy diferentes de lo que eran al principio de forma bastante justificada y haciéndolas tremendamente imprevisibles.

El teléfono

Más allá de la habilidad para metamorfosear géneros y mantener el interés del público siempre en lo alto, la labor de montaje es encomiable, pues refleja a la perfección la más mínima alteración que se da en el pasado y en el presente de una manera muy visual y sencilla, hace que el ritmo esté medido con precisión aportando los momentos justos de tensión y desarrollo de personajes de modo que el conjunto funciona como un reloj suizo y en general hace que el primer y el segundo acto de la película solo vayan a más, pues al final todo lo que está en juego no deja de ser un intenso crecendo. De hecho, el mayor de sus problemas se da en el tercer acto, pues si bien todo ha conducido de forma orgánica a ese punto, todo lo que ha pasado con anterioridad se basa tanto en el impacto y en los giros argumentales que una vez llegado al que se supone que es el clímax, toda esa tensión se ha ido disipando y puede que lo que resta sepa a poco, al menos hasta su epílogo donde todavía la historia se guarda algún as bajo la manga.

Al ser una historia tan focalizada en las dos jóvenes, no sorprende que sean ellas las que mejores actuaciones terminen por marcarse, donde destaca especialmente Jeon Jong-seo como Young-sook, la joven del pasado que en apariencia es inocente y muy vulnerable pero que cuando llega su transformación la frialdad con la que lleva a cabo sus actos la convierten en una sociópata para el recuerdo, resultando casi imbatible frente a la vulnerabilidad que sí va adquiriendo Park Shin-hye como Seo-yeon frente a su insensibilidad inicial.

En resumidas cuentas, es un thriller coreano con bastante buen ritmo y unas cuantas sorpresas mayormente positivas por el camino que por lo menos garantizan un rato muy entretenido hasta sus momentos finales.

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