Encanto
Una película con algo de “Encanto” de Pixar, más que nada por el 3D, pero no, es de Disney. No es que sea malo, pero a los que tenemos algo de adultez nos gusta menos.
Soy muy fan de las películas de animación y en su mayoría disfruto como una enana, pero Disney no mola tanto como Pixar y lo sabes. Tenía las expectativas bastante altas tras el lanzamiento de “Luca” el pasado verano, también directamente a Disney+, y como suele pasar con las expectativas altas, a veces se derrumban.
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Mini sinopsis:
Nos presentan a la familia Madrigal, una familia latinoamericana que vive en un pueblo ficticio creado por la magia, ese pueblo es el tal “Encanto”. El pueblo se creó cuando un grupo de personas huían de algún tipo de conflicto en el que les echan de sus hogares, tras una tragedia la magia crea “Encanto” y la casita Madrigal. Esa casita es el hogar de una familia en la que todos sus miembros reciben dones especiales para servir a la comunidad.
La protagonista de la historia, Mirabel, es una niña de 15 años, la única de la familia que no ha recibido ningún don, y aunque se empeña en mostrarse fuerte y feliz, se siente fracasada y poco apreciada, sobre todo por su todopoderosa abuela, personaje la mar de odioso. El detonador de la acción llega cuando la magia parece resquebrajarse y Mirabel intenta encontrar la razón, mientras que la dichosa abuela piensa que ella es la causa.
“Encanto” aprueba pero no con nota
La película está bien, es entretenida y muy bien animada (la paleta de color y las composiciones de algunas escenas son un espectáculo visual). El problema es que empalaga, es demasiado Disney para mi gusto y demasiado musical.
Como buena milennial tengo casi un máster en Disney, y tengo por sabido que el protocolo implica un personaje entrañable con un conflicto y cómo lo supera, todo para enseñarnos alguna lección de vida y si es posible que nos toquen algún trauma infantil alguna fibra sensible.
La diversidad está de moda
Disney vuelve a repetir con la diversidad, está de moda y ya le funcionó con películas como “Vaiana” o “Raya y el último dragón”. Aquí nos repiten la fórmula, y a mí me parece estupendo porque de alguna manera hay que empezar a equilibrar. Todes merecemos representación en el audiovisual, que al final moldea mentes y crea referentes: ni todos somos blancos, ni guapos, ni normativos, así que si es una moda que siga.
El juego de la búsqueda del villano es de lo mejorcito del guion
“We don’t talk about Bruno” (No se habla de Bruno) es la frase que más repiten los miembros de la familia Madrigal, tanto que el mejor tema musical es ese mismo. El uso del verde veneno sepulcral en las primeras apariciones del tal Bruno es de lo más evocador, ya que nos recuerda a villanos Disney como Scar o Úrsula, y la verdad es que las referencias cualquier buen friki las agradece.
En definitiva, una película más de Disney con la que pasar un ratito ameno, altamente recomendada si no sabes qué poner y tienes peques en casa.