Holy Spider
Cannes acogió lo nuevo de Ali Abbasi, la cinta danesa Holy Spider.
Irán, 2001. Una periodista de Teherán se sumerge en los barrios con peor reputación de la ciudad santa de Mashhad para investigar una serie de feminicidios. Pronto se dará cuenta de que las autoridades locales no tienen ninguna prisa por resolver el asunto. Los crímenes son obra de un solo hombre, que asegura purificar la ciudad de sus pecados y que ataca a prostitutas por la noche.
Border, el anterior filme del realizador además de impresionarme me dejó con ganas de más, una película sorprendente, casi un milagro.
Holy Spider es de esos títulos prohibidos, peligrosos, de los que en su lugar de origen no se puede hablar. Entrar en esta historia es complicado, primero porque es otra cultura, otra forma de vivir que nada tiene que ver con la nuestra.
La mujer en la actualidad se ha liberado de muchos tabúes y aún le falta, pero la experiencia con esta cinta es además de escalofriante completamente desolador. Abbasi no se regodea en la violencia de género, las escenas de este tipo tiene la justa medida de sangre, de gritos y de forcejeo, eso me parece inteligente.
Holy Spider es cine social, un título que denuncia algo que ocurre a diario en cualquier nación que tenga a la mujer como un objeto. El relato podía construirse a través de la mirada de un hombre pero no hubiera tenido sentido, no hubiera alcanzado la relevancia que al tener a una reportera. Thriller que ataca sin tapujos el machismo, el patriarcado, la política y es todo lo dura y cruda que se espera.
Zar Amir-Ebrahimi fue la ganadora a mejor actriz en el Festival de Cannes, su desempeño es sobresaliente.
Holy Spider es cine del bueno, deja huellas y su secuencia final es de lo más aterrador que he visto este 2022.