Interstellar
Tengo una teoría que a la vez es una intuición sobre Christopher Nolan y su manera de ver el cine que expresa a través de sus películas. Allá va: creo que nunca ganará un Oscar como mejor director, y tampoco será ninguna de sus películas la última en recoger una estatuilla en una gala.
Aunque convergen en su cine los gustos de crítica y público, al final, en Hollywood debe estar considerado como el niño repelente sabelotodo que hace sus deberes y sus exámenes de matrícula de honor, pero al que nadie soporta. Y por eso le dan la espalda en las ceremonias de premios. Aunque curiosamente todo el star system hollywoodiense (o hollywoodiano) quiere trabajar con él.
Interstellar es un peliculón. Da el paso siguiente en lo que a ciencia ficción se refiere, pero además lo hace desde un punto de vista teórico – físico que la acerca a la realidad (al menos científica). Aunque admitámoslo: para aquellos que somos “de letras” hay veces que te ves perdido entre tanto comentario técnico, que tu mente intenta suplir rellanando por sí misma esos agujeros negros que se han creado en tu cerebro. Y claro, así pasa, que te las das de listillo cuando en realidad cuando llegas a casa después de verla lo primero que haces es buscar información sobre agujeros negros, relatividades y cosas así, que te dejan el historial de búsqueda como el de Steve Urkel.
Interstellar cuenta como en un futuro más o menos próximo, cuasidistópico, el planeta Tierra se va a la mierda de una manera irreversible: ya no hay ni Greenpeace que lo salve, ni derrochadoras e inútiles cumbres de políticos llegando a absurdos acuerdos sobre cómo poner freno a la contaminación mundial que saben que no cumplirán. Pero un grupo de científicos y astrónomos han descubierto un planeta en el que la especie humana podría sobrevivir. Y allá que mandan a uno expedicionarios a la búsqueda de un nuevo hogar que cargarnos en cuanto nos despistemos un poco.
Hay varios aspectos que me gustaron especialmente: la visión muy peculiar de los efectos visuales acompañados de una banda sonora, que en su conjunto, y sin ganas de menoscabar para nada la visión de Nolan, recuerdan en más de un momento a esa maravilla llamada “2001, una odisea del espacio” del maestro Kubrick. Estoy seguro de que Hans Zimmer tenía instrucciones precisas sobre este aspecto. También me gustó Matthew McConaughey como héroe de la trama, así como Anne Hathaway. Pero del reparto, lo que más me ha gustado ha sido Jessica Chastain, que con una mirada consigue transmitir la esencia de la película.
Pero también hay cosas que chirrían: además de aquellas escenas que comentaba anteriormente, en las que o eres físico cuántico o te pierdes más que la tarde de un sábado en Ikea, y cierta predecibilidad en determinados aspectos en los que no incidiré para no ser acusado de spoileador.
Definitivamente, gustará a los aficionados de la ciencia ficción, de Nolan y a aquellos que vemos el cine sin prejuicios.
Que es una gran película, sí. Que estuve perdido la última media hora, también.