La Joven del Agua
Coincidencia o no, esta película en unos meses cumplirá 10 años. ¿Qué mejor momento para traeros mi opinión sobre lo que me ha parecido? Tras El Bosque, La Joven del Agua era la siguiente película de M. Night Shyamalan que más me llamaba la atención, y cronológicamente es su siguiente película, a partir de la cual mucha gente ya perdió la confianza en el director indio.
La historia nos sitúa en un bloque de apartamentos en Filadelfia, donde trabaja Cleveland Heep como el encargado de mantenimiento. Una noche encontrará en la piscina a Story, una narf o ninfa del agua que proviene del Mundo Azul e intentará entablar contacto con los humanos, cosa que intentarán impedir unos monstruos.
Lo que nos están contando es ni más ni menos que un cuento de hadas, como bien nos repiten en el propio film. Ya depende de nosotros si queremos entrar el el juego que nos proponen o no. Y como película de fantasía y suspense funciona muy bien partiendo de un bellísimo prólogo en animación en el que se nos explica la relación de las ninfas, el Mundo Azul y el mundo de los humanos. El problema llega cuando pretende ser demasiadas películas en una y añade drama y comedia, y no logro quitarme de la cabeza que esto es una muy buena idea pero que quedaba mejor en el papel que a la hora de ejecutarla.
Tampoco ayuda que estén constantemente hablándome de un mundo fantástico y que se quede en eso, en lo que me hablan los personajes. Necesito ver ese mundo con mis propios ojos y que considero que mostrándolo habría hecho la película algo más interesante, porque siendo sincera, el mundo real que me presentan no es para nada interesante aunque posteriormente se va integrando mejor en la trama. No obstante, Paul Giamatti como Cleveland hace un trabajo excelente llevando la película sobre sus hombros y Bryce Dallas Howard (en su segunda colaboración con Shyamalan) es una belleza frágil e hipnótica, no puedes dejar de mirar cuando ella sale en pantalla. Y el mensaje que logra transmitir de que cada uno somos únicos y especiales a nuestra manera para llegar a ese final tan catártico y que a servidora logró que se le humedecieran los ojos. Eso es mérito de los actores.
En el apartado técnico, la fotografía parece emplear colores muy fríos, lo que nos devuelve al mundo más real y nos saca de ese aire fantástico pero que en algún momento logra ser bastante onírico. Hay planos largos y se opta más por la sugestión que por lo explícito, lo cual creo que es otro error más por lucimiento que por la narrativa de la historia. El que vuelve a lucirse es James Newton Howard con esa banda sonora capaz de transportarte a cualquier sitio que se proponga, y demuestra que al participar en las pelis de Shyamalan le salen obras maestras.
Una historia sobre los extraordinario en el mundo cotidiano, que a pesar de sus fallos de guión se las arregla para ser muy original y emotiva al final. ¿Os sumergís en el cuento?