Que Dios nos perdone
Hoy he tenido la oportunidad de seguir apoyando al cine Español, y me ha sorprendido mucho la película de la que hoy hablo, se trata de “Que dios nos perdone” (2016).
En la dirección de esta película encontramos al madrileño Rodrigo Sorogoyen, conocido, sobre todo, por series de televisión con relativo éxito, como “Frágiles” o “La pecera de Eva”; pero con esta cinta, ha encontrado la manera de calar muy hondo en el cine español.
Centrándonos en el argumento, nos cuenta la historia de un asesino en serie que logrará ponernos los pelos de punta. Impulsado psicológicamente por un pasado destruido cuando era niño, este asesino se dedicará a violar y quitar la vida de mujeres ancianas. Seductor y coqueto, buscará la forma de conseguir la confianza de las ancianas, para después asesinarlas con gran saña.
De este caso se encargarán los policías de homicidios Velarde (Antonio de la Torre) y Alfaro (Roberto Álamo). Todo este caso será más complicado, aún si cabe, por la llegada del Papa Benedicto XVI a Madrid; lo cual hace que las calles se llenen de peregrinos y el asesino tenga más facilidad de asesinar sin ser visto.
Esta historia mezcla realidad y ficción, mostrándose de una forma oscura y descarada. El significado del título de la cinta se encuentra perdido, ya que en ninguno de los tres protagonistas principales se ve la figura de Dios. Hablamos de tres personajes atormentados, cada uno con un pasado bien distinto, pero que la vida les ha puesto al borde del precipicio, para decidir si impartir el bien, o por el contrario, como la figura del asesino, repartir muerte y destrucción.
Quiero centrarme en los dos policías de esta historia.
Por un lado encontramos a Velarde (Antonio de la Torre). Ni que decir que este actor se encuentra entre los mejores a nivel nacional y que en cada interpretación, deja a un personaje totalmente nuevo. En esta cinta, encontramos a un policía muy atormentado, solitario y tartamudo por lo que pudo ser un trauma del pasado. Como policía refleja la parte de llevarse el trabajo a casa, ya que con cada caso que se le aparece se impregna de él, de tal manera, que es imposible que no le acabe pasando factura.
Por otro lado encontramos a Alfaro (Roberto Álamo), actor que un servidor no tenía tan fichado como al anterior, pero que después de esta cinta, se ha convertido para mí en uno de los referentes en cuanto al cine Español. Personaje también inducido por la oscuridad de su pasado, la película no nos cuenta del todo los porqués, pero nos hace ver de manera muy clara que a nivel psicológico los dos policías no son del todo estables.
Alfaro muestra la figura del policía atormentado que tanto ha visto en su vida. Ese policía rebelde que ni en en los personal, ni en su trabajo se encuentra del todo conforme. También peca de llevarse lo que le ocurre en el trabajo a casa, lo cual muestra lo pasionales y a la vez lo turbios que son estos dos personajes.
Los 127 minutos de la cinta se encuentran ambientados en el centro de Madrid, pero el director no nos intenta vender la ciudad como ocurre con muchas películas españolas, lo cual es un punto a su favor. Veremos un Madrid oscuro, bajaremos a las calles como cualquier policía y recorreremos los sitios más siniestros como consecuencia de la situación que plantea la cinta.
Ya se encuentra entre una de mis películas policíacas favoritas, por la manera de transmitir el suspense, me extrañaría mucho que los dos personajes principales no recibieran un Goya por sus magnificas actuaciones. Si aun no has tenido la opción de verla, acude corriendo porque es una gran elección.