En el mundo del cine de terror hay una frase que se repite más que el “¡no entres ahí!” y es: “¿Otra vez van a hacer un remake de esta película?” Y es que el género, tan dado a reciclar ideas, ha visto cómo algunos de sus títulos más icónicos han sido revisitados, reimaginados o, en los peores casos, destrozados sin piedad. Pero no todos los remakes de terror son un horror… al menos, no en el mal sentido.
¿Por qué tantos remakes de películas de terror?
La industria del cine no es tonta (aunque a veces se esfuerce en parecerlo). El terror es un género que funciona muy bien en taquilla con presupuestos relativamente bajos, y si encima ya partes de una historia conocida, el interés está asegurado. Además, muchos de estos títulos tienen un componente nostálgico para varias generaciones y permiten jugar con nuevas tecnologías, enfoques o sensibilidades sociales.
Plataformas como Netflix, Amazon Prime Video o HBO Max han potenciado esta tendencia. El remake ya no es solo para la gran pantalla: el terror se reinventa también en la televisión y el streaming.
Remakes de terror que sí valen la pena
Hay casos en los que el remake no solo está justificado, sino que se convierte en una nueva obra de referencia por derecho propio.
🧊 La Cosa (1982)
Aunque en realidad es un “re-remake” del film de 1951, esta joya de John Carpenter es un ejemplo de cómo reinterpretar una historia con un enfoque más oscuro, paranoico y visualmente rompedor.
👁️ El hombre invisible (2020)
Actualiza el clásico con una mirada contemporánea centrada en el gaslighting y el control psicológico. Una de las mejores adaptaciones modernas de un monstruo clásico.
🔪 Evil Dead (2013)
Más gore, más oscuro y menos humor que el original de Sam Raimi. Funciona como homenaje y como reboot brutal para una nueva generación.
🎈 It (2017)
El Pennywise de Bill Skarsgård no eclipsa al de Tim Curry, pero logra su propio espacio. Con una puesta en escena más épica y una ambientación que mezcla lo clásico con lo moderno, consigue asustar y emocionar.
💃 Suspiria (2018)
Más que un remake, es una reinterpretación. Guadagnino no imita a Argento, sino que lo transforma todo: el ritmo, el estilo, incluso el argumento. Divisiva, sí, pero arriesgada y con una identidad propia.
🔨 Las colinas tienen ojos (2006)
Alexandre Aja consigue uno de esos raros milagros: un remake más visceral y potente que el original de Wes Craven.
Remakes que mejor nos ahorramos
No todo lo que brilla es oro, ni todo lo que se rehace debería haber salido de la tumba del celuloide.
🚿 Psicosis (1998)
Un experimento plano por plano que ni Vince Vaughn se creyó. Lo de homenajear está bien, pero esto fue más bien un cosplay caro.
💀 Martyrs (2015)
La versión americana del impactante film francés se queda en lo superficial. Sin el dolor, sin el mensaje, sin alma.
🔥 Pesadilla en Elm Street (2010)
Jackie Earle Haley lo intenta, pero este Freddy no da miedo, da pena. Falta chispa, falta terror… falta Krueger.
👻 Poltergeist (2015)
Uno de esos remakes que parecen hechos con plantilla: mismos sustos, menos encanto. Y cero alma.
🐝 Wicker Man (2006)
Una joya del meme, sí. Pero como película, un absoluto despropósito. Nicolas Cage gritando “Not the bees!” no salva nada.
¿Qué hace bueno a un remake de terror?
No se trata de copiar, sino de reinterpretar. Los mejores remakes:
Mantienen el espíritu del original, pero no le tienen miedo al cambio.
Aprovechan mejoras técnicas sin perder atmósfera.
Aportan un nuevo enfoque temático o social.
Evitan el efecto fotocopia (o el de karaoke cinematográfico).
Conclusión: terror reciclado, pero con criterio
El cine de terror siempre ha sido un terreno fértil para los remakes. A veces, estas nuevas versiones actualizan el miedo para nuevas generaciones, y otras veces solo sirven para recordarnos que algunos clásicos son intocables. Pero si se hacen bien, los remakes no solo valen la pena, sino que asustan como debe ser: con estilo, alma… y sangre fresca.