Terminator: Génesis
Los que somos fans de la saga Terminator de tiempos lejanos, sabemos que hacia bastante que empezaba a ser incongruente en cuanto a la linea temporal y el argumento de ésta. Por otra parte, es algo que suele pasar cuando en sus película se basan en esas paradojas temporales y demás cuestiones relacionadas con el viaje en el tiempo. La entrega de la saga cinematográfica que hoy me ocupa, Terminator: Génesis, no estaría llamada a arreglar esos confusos asuntos. Pero no adelantemos acontecimientos, antes de hablaros de ella os cuento de qué va su trama.
En el futuro, John Connor (interpretado por Jason Clarke), el líder de la resistencia, junto con su mano derecha Kyle Reese (Jai Courtney), han conseguido ganar la batalla a las máquinas. Aunque Skynet, previendo su derrota, mandó a un T-800 (Arnold Schwarzenegger) al pasado para matar a Sarah Connor (Emilia Clarke) y asegurar su victoria. John Connor decide enviar a Kyle Reese tras el T-800, pero en el momento antes de enviarlo un nuevo Terminator infiltrado entre sus filas atenta contra el líder de la resistencia. Kyle llega a Los Ángeles en 1984 en el que la historia ha cambiado bastante, pero su vida, la de Sarah y por lo tanto la de John, sigue estando en serio peligro.
Su apartado visual ha dado un salto aún más grande desde la última entrega. Aparte su tono predominantemente no es el frío, como se venía haciendo últimamente, cosa de agradecer. También destacan vestuario y maquillaje, como no podía ser de otra forma en Terminator. La banda sonora, pese a no alcanzar la grandeza de las dos primeras entregas de la saga, es más que decente. Aparte de esto también hace gala de algunos temas musicales en las épocas en las que se ambienta, bastante conocidos por cierto.
Al elenco, aunque encontramos algunos actores y actrices de cierto renombre a día de hoy, pienso que no están muy esmeradas sus actuaciones. Pues aún siendo gran fan de Emilia Clarke como soy, aquí la veo a medio gas interpretando a Sarah Connor. Al menos está mejor que Jai Courtney como Kyle Reese, pero no es algo que fuera muy difícil, tristemente. Todo esto deja a Arnold Schwarzenegger como el mejor del reparto, aunque su papel sea el más extraño y algo mejorable de la saga hasta el momento. De hecho la propuesta de esta película, que dirige por Alan Taylor, es confusa dentro de una saga que ya de por sí lo es bastante incongruente.
No me malinterpretéis, Terminator es una saga a la que tengo especial devoción, pero por la calidad de algunas entregas se ha convertido un poco en mi placer culpable. Y es que no me ponen muy fácil seguir queriéndola cuando hay tantas cosas en contra. Los defectos que suelen mostrarse a lo largo de sus películas y que suelen sacar lo peor aquí se magnifican, y de ahí lo de la mencionada incongruencia. Pues el cacao espacio-temporal y las paradojas es de los que dan dolor de cabeza. De hecho, uno se siente como en el Día de la Marmota tras ver cómo cada entrega deshace lo visto en la anterior una y otra vez.
En definitiva, Terminator: Génesis goza del mejor apartado técnico hasta el momento de su estreno en la saga, lamentablemente su argumento es poco más que un desastre. Y esto último es algo que ni todos los guiños a las mejores entregas pueden arreglar. Aún quedaría una entrega más, por cierto. Allí nos leemos.
Soy viejo, no obsoleto.