Del revés 2 (Inside out 2)
Desde hace unos años se ha extendido la creencia de que Pixar está en horas bajas. Una idea no del todo cierta, ya que trabajos como Elemental o Soul tuvieron finalmente una buena acogida, mientras que otros como Luca o Red fueron la chispa para interesantes conversaciones sociales. Pero daba igual que la famosa compañía presentase trabajos notables, que para los más críticos sus trabajos más recientes distan mucho del nivel sobresaliente de tiempos pretéritos. Tampoco ha sido suficiente para algunos que Pixar haya sacado un buen puñado de secuelas de sus éxitos más famosos, que para muchos tampoco han estado a la altura. Ante esta repetida sensación de crisis creativa y de imagen, Pixar ha optado por lanzar una secuela de su último éxito incontestable a todos los niveles, como una continuación que por argumento era solo cuestión de tiempo. Me refiero a Del revés 2 (Inside out 2).
Riley acaba de cumplir los 13 años, por lo que está a punto de entrar al instituto. Durante estos años ha seguido jugando al hockey sobre hielo en San Francisco, hasta el punto de que una entrenadora se fija en ella y le ofrece una oportunidad de dedicarse profesionalmente al deporte. Alegría, Tristeza, Ira, Asco y Miedo han cuidado bien de Riley durante todos estos años, pero a medida que la adolescencia se acerca, una nueva emoción llamada Ansiedad llega al cuartel general de las emociones para hacerse cargo de Riley. Y no viene sola, pues con ella llegan emociones más sofisticadas para Riley acorde a su edad: Envidia, Vergüenza y Ennui, causando una importante fricción entre las emociones nuevas y viejas.
Es posible que la mejor virtud de Del revés sea que sabe mezclar toda la aventura para toda la familia como bien sabe hacer Pixar con conceptos algo más complicados de plasmar en una película pero dentro de lo que cabe, explicarlos de forma muy visual y sencilla para niños y adultos por igual, lanzando mensajes muy loables. Era muy positivo el mensaje que lanzaba la primera cinta, afirmando que todas las emociones son válidas y que sí están en nuestra cabeza tienen un motivo de ser o de estar, y que varias emociones se juntan y se superponen para dar lugar a los mejores recuerdos. Ya al final del filme de 2015 se dejaba caer la posibilidad de que Riley pasase por la pubertad, sabiendo como ese período de la vida trae cambios físicos y emocionales en cada persona, dando lugar a un concepto tan potente como inevitable de seguir jugando con las emociones. No era fácil la tarea que tenían en Pixar para llevar el mismo concepto al siguiente nivel, pero vaya que si han acertado de lleno.
Como bien indica Ansiedad en su brillante presentación, con el paso del tiempo los humanos necesitamos emociones más complejas, más sofisticadas. Esas emociones durante la transición de niño a adulto se sienten con mucha más intensidad debido a los cambios por los que pasa el propio cuerpo. Los seres humanos nos vamos volviendo un cúmulo de contraposiciones que son las que finalmente forjan el carácter y determinan la personalidad, demostrando nuevamente que no hay emociones buenas y malas, sino que todas deben complementarse para dar lugar a lo que cada uno somos. Y no debemos dejar que una sola emoción tome el control de nuestros cuerpos, porque al final del día somos más que una emoción. Somos nuestras acciones, la percepción que tienen los demás de nosotros o nuestros propios recuerdos desgastados por el paso del tiempo, por mucho que a veces las emociones amenacen con sobreponerse por completo a nosotros como puede ser en el caso de Ansiedad.
Y es que tratar de explicar ese sentimiento tan complejo y en muchas ocasiones tan incomprendido y mal empleado como es la ansiedad es complicado, pero gracias a la misma fórmula de aventura en la mente de Riley que mezcla a partes iguales comedia y drama conceptos como placeres culpables, memorias reprimidas, sarcasmos, lluvias de ideas, la construcción de la propia personalidad, o el arco por parte de Alegría sobre lo que cuesta en ocasiones mantenerse positiva cuando todo alrededor parece que se está derrumbando reflejan la fantástica capacidad para sintetizar ideas, hacerlas visualmente atractivas y crear un guion estimulante y muy entretenido.
Si además de lo bien hilado que está todo en la historia se le agrega el buen saber hacer de Pixar y su capacidad para experimentar con la animación, la combinación que sale es algo de matrícula de honor. No solo el realismo de los brazos de Alegría en los primeros planos y sus ojitos llenos de vida es notable cuan avanzada está la técnica de la animación, sino también con el sudor de Riley, con las gomas de sus brackets y la saliva en el dentista o con un pequeño granito en su barbilla consecuencia de la pubertad. Pero también destaca mucha la libertad bien llevada del director Kelsey Mann y los animadores a la hora de jugar con diferentes conceptos de la mente de Riley, como un dibujo animando que veía Riley en el pasado o un divertido e inconfesable crush son ejemplos claros de como jugar con el medio de la animación con el que se consiguen resultados asombrosos. Y por supuesto la adición de los nuevas emociones con unos diseños que reflejan bien que estado de ánimo representan donde quien más destaca es Ansiedad, por su energía inagotable, el color y el diseño más llamativo de todos.
Pixar ha vuelto a lograr una encomiable montaña rusa de sensaciones para los más adultos y los pequeños de la casa, donde demuestran que siguen en plena forma aunque muchos no lo quieran admitir y que dejan la puerta abierta dentro de unos años a una nueva entrega. Y si con Riley tiene que pasar lo mismo que con Andy de Toy Story, de que el reencuentro tarde un poco pero llegue, la espera merecerá la pena si es capaz de seguir regalando secuencias que quedan grabadas en la memoria.