El secreto de los hermanos Grimm
Hablar de los hermanos Grimm sin duda es hablar de fantasía, brujas, monstruos, magia… Sus cuentos han sido llevados a la pantalla grande con diversas perspectivas y múltiples tonos que van desde inocentes historias para niños, hasta cintas que más bien parecen apegarse a géneros de horror.
Al escuchar el título “El secreto de los hermanos Grimm” podríamos imaginar que nos adentraremos en la vida e historia de los creadores de cuentos para niños más famosos, sin embargo, es sólo una ilusión, pues la película poco tiene que ver con un asunto biográfico.
La cinta estrenada en 2005, relata las aventuras de Wilhelm y Jacob Grimm, interpretados por Matt Damon y Heath Ledger respectivamente. Haciendo que este par de personajes formen parte de una fantasía ambientada en el siglo XIX; se trata, más que de recopiladores de leyendas, de dos estafadores que buscan suerte en una Alemania ocupada por el ejército francés bajo el mando de Napoleón; que intentan ganarse la vida exterminando supuestos monstruos y espectros salidos de la imaginación de los habitantes de pequeños pueblos. Aunque la realidad es que sus hazañas son una farsa, por lo que son capturados por el ejército. Su vida es perdonada a cambio de resolver un enigma sobre un grupo de niñas desaparecidas, aventura en la cual se darán cuenta de que las historias en las que han basado sus estafas no son de todo una mentira.
El filme transcurre haciendo guiños a los cuentos más representativos de los verdaderos Grimm, tales como “La Cenicienta”, “Caperucita Roja”, “Hansel y Gretel” y “Rapunzel” buscando que los personajes protagónicos se mezclen en el mismo relato y mostrando que todos ellos pertenecen al mismo mundo de fantasía.
Es cierto que no es la mejor película de Terry Gilliam, pero tiene diversos aciertos que la vuelven interesante, como las actuaciones de Dammon y Ledger que se arriesgan a interpretar papeles diferentes a los que les son habituales, la correcta ambientación, el cambio de planos entre lo real y el mundo mágico, los toques sanguinarios y la participación de la bella Monica Bellucci interpretando a una reina malvada.
Aun así, la mezcla de relatos no está del todo lograda, pues las intervenciones de sus personajes se percibe forzada y poco fluida lo que genera una sensación de incomodidad que no termina de convencer, si a eso le añadimos el humor y chistes simplones que se incluyen en algunos diálogos la película se termina cayendo, dejando tras de sí una especie de vacío en lo que podría haber sido una buena historia de horror sobre los cuentos de hadas.
Vale la pena verla por la fantasía, el toque medianamente lúgubre y, sobre todo, porque siempre será un gozo ver a Matt Dammon y Heath Ledger haciendo cine. Sin embargo, tampoco se puede dejar de lado que tanto el reparto como el argumento y especialmente el presupuesto, que fue de unos 88 millones de dólares, están un tanto desperdiciados, pues el resultado pudo haber sido mucho más impactante.