Emilia Pérez
Como en cada edición del Festival de Cannes, hay un puñado de películas que terminan siendo memorables y aclamadas por los presentes y que hasta cierto punto ponen los dientes largos a todos aquellos que debemos esperar un poco más para echarles a un vistazo a dichos títulos. La película de hoy entra dentro de ese grupo, y su hype venía precedido de que no una, sino cuatro de sus actrices habían logrado hacerse con el galardón de mejor interpretación femenina además del premio del jurado. Pero ahora que se ha estrenado la cinta, las opiniones ha sido bastante dispares, alejándose de ese consenso inicial.
Rita es la abogada de un gran bufete en Ciudad de México. Sin embargo en su trabajo parecen tener de prioridad el ayudar a criminales que llevarlos ante la justicia. Con esta perspectiva, a Rita se le presenta una oportunidad única por una generosa suma de dinero: ayudar a Manitas, el líder de un poderoso cártel, a transicionar a mujer para que así pueda vivir la vida que siempre ha querido.
Si ya de por sí la sinopsis puede resultar curiosa, con sus primeros minutos al entrar de lleno el elemento musical uno es consciente de que está ante una mezcla tremendamente peculiar de géneros. Lamentablemente cuando se opta por un enfoque tan radical mezclando géneros tan diversos puede salir algo maravilloso o puede salir un mejunje indigesto. La clave del éxito está en el tono que el director elija para su largometraje, y en este caso a pesar de que pase puntillas por temas como el daño que hace a toda una sociedad los cárteles, lo podrida que puede estar una sociedad desde todas sus instituciones o la transición de género, gracias a muchos de sus números musicales queda patente que el tono por el que opta la película es uno camp, o incluso kitsch, donde nada ni nadie tiene vergüenza alguna. Y es que aunque a algunos les pueda horrorizar ese enfoque desvergonzado y les haga querer apartar los ojos de la pantalla, resulta todo tan impredecible que por algún motivo los ojos permanecen pegados hasta el final, queriendo saber cuál es la siguiente chifladura con la que se puede sorprender, para bien y para mal.
Una vez establecido el tono, la cinta navega por diversas aguas que inician con el drama judicial poniendo a Rita en la palestra y la infelicidad que siente con su trabajo, para posteriormente pasar a un thriller sobre el cártel más mortífero de la zona y que pone en el centro a Manitas, el líder del mismo, para presentarlo desde un enfoque más intimista por su conflicto a pesar de la inherente violencia que lo rodea para después derivar en un drama mucho más familiar que involucra a Manitas, las consecuencias de sus actos y las consecuencias sobre su familia y finalmente desembocar en una marabunta de historias cruzadas digna de telenovela. Pero en ningún momento del viaje deja de lado la parte musical, donde en la puesta en escena se puede apreciar que toma elementos tanto del teatro por el propio carácter de las escenas como del medio cinematográfico a la hora de usar la cámara, los espacios y las escalas, una sinergia que es especialmente notable en números tan apabullantes como “Bienvenida” o “El Mal”. Y es igual de curiosa la música, pues en la mayoría de los números musicales los personajes más que cantar parece que estén hablando al ritmo de las canciones.
Pero el atrevimiento de Jacques Audiard se quedaría en nada sino fuera por el absoluto compromiso y devoción de sus actrices, con cero miedo al ridículo aun cuando las situaciones se desmadran. El mejor ejemplo de ello es Zoe Saldaña como Rita, la abogada que es prácticamente el corazón del filme y que se tira de lleno a la piscina pero sale recompensada de sobremanera, demostrando con creces que es una actriz fantástica cuando se le da la oportunidad. Karla Sofía Gascón como el personaje al que da nombre la película es toda una revelación por su carisma, sus contradicciones y la calidez que desprende incluso en los momentos más tensos. Quien en lo personal me parece la nota más discordante es Selena Gómez como Jessi, pues su personaje parece el más caricaturesco de todos, sacado de un culebrón en el peor de los sentidos y el acento impostado de la actriz/cantante hace que sea difícil tomárselo en serio. Aun así también es loable aplaudirle la valentía de haber escogido un proyecto de este calibre.
A pesar de que no sea una película que vaya a resultar plato de buen gusto para todo el mundo, por mi parte le agradezco la osadía de mostrarme una historia peculiar, diferente y que me haya puesto a prueba a lo largo de su metraje sin saber en ningún momento qué podía esperar. Al final del día para eso están las historias, para dejarse llevar y sorprender.